31 de marzo de 2015

fragmento 70

FRAGMENTO 70
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)



respecto al único vicio de Papito Leo, el alcohol, “Enfermedad”, decía él, y hereditaria, ordenaba tener todo planchadito. Nada a botepronto o en automático. Dejó de llamar a mi oficina cuando pude atenderlo sin errores, previendo sus necesidades, adelantándome a sus órdenes, adivinándolas. Fue como cesó el pendexeo tácito a mis compañeras. Las aturdía. Me aturdía, y él, satisfecho.
El surtido cada viernes era a base de ron y de pécsis, textual, y de la bolsa de hielo. Aparte, desde luego, mi atención absoluta cada día, a cada momento, a cada instante. . Así que empecé a llamarle para adelantármele. Entonces él hacía la lista de compras. Pronto dominé la mecánica de las reuniones en casa. Antes, mientras yo no trabajaba, ni atención le ponía. Me dejaba llevar por sus ocurrencias. El menú era en términos generales reducido, pero debía cumplirlo a la perfección y atenta a cualquier cambio: chilaquiles rojos y huevos parranderos en caldillo de chiles chipotles en la madrugada.
Le propuse alternar con chilaquiles verdes, los que a mí me gustan. Nada. Cero. Mientras yo viva serán rojos, fue su condena a perpetuidad. Verdes le parecían ácidos y por lo tanto debía ponerle mucha sal y la sal abultaba las papadas y él de papadas quería saber cero.... etcétera. Pero estaba condenado a cargarla porque entre su tronco y la cabeza había apenas una línea divisoria, la quijada, que yo veía cada vez  menos, pero él se la palpaba al descañonarse la barba. Por fortuna a mis hijas les da lo mismo. Les da igual chilaquiles verdes o rojos cuando los hago  a la hora del desayuno, no la papada de Leo.
¿Pude reeducarlo? Nadie. ¿Sin haber tenido padres y con el Trepamoders de consejero áulico? Yo debía dar las gracias porque Leo estuviera, comillas, medio cepillado, comillas, según presumía él de sí mismo…

Leo chillaba, ebrio, por sus padres y a. Acusó a su tío  Clemente este último de haberle entre comillas jodido la existencia, pero también de haberle propiciado un matrimonio, entre comillas, en relativa paz. ¡¿Qué?!... Cuál paz si la guerra de Leo fue a muerte. Es decir libró una batalla permanente contra sus demonios. Desde luego, yo formaba parte del endemoniado elenco.

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