29 de diciembre de 2008

Sábado3 de enero del 2009

TURBOCRÓNICAS
Malditas sean las tarjetas

Petunia pidió que fuera por ese cheque aunque lo cobrara dos días después. Le habían rechazado su tarjeta no obstante el saldo favorable. Aparte, un contador pidió otro recibo de honorarios pues el anterior estaba vencido. Por esas razones (no llegaríamos ni a Lechería) decidimos quedarnos el fin de año en el DF. Cobras el cheque, dijo Petunia, y vas al banco y lo cambias. No se puede, dije. No se ha podido. Debo depositarlo. Ella insistió.
Invité a mi hijo Brunobrú a que me acompañara. El otro, Mariolín, de plano se rehusó enajenado, boquiabierto, ante su X-Box. Ambos se niegan a acompañarme en el tercer sexenio de sus respectivas existencias. Lo hicieron durante el segundo sexenio. B prefería La Habana y M el café De Carlo, en la Roma. La pasamos bien cafeteando en La Habana. B me dijo cómo hacerle para abrir un texto de Ornán Gómez enviado en calidad de zip.
Recogimos el cheque y ya de regreso, cuando lo conduje hasta el último vagón del Metro, B dijo que era el de los mampos. Me quedé de a seis, diría cualquier capitalino. B se subió cierta vez a la línea tres y empezó a ver cómo entraban parejas de hombres. Al poco rato, agregó, estaban besándose. Extrañado, le dije que “eso” no era oficial. Ambos estábamos al tanto de los vagones exclusivos para mujeres, y de los camiones y al parecer convoyes del Metrobús, pero ¿de homosexuales?
Años atrás, decidí tomar siempre el último vagón de cualquier línea porque ahí hallaba dónde sentarme a leer. No había visto nada semejante.
Esta vez tomamos, semivacío, el último vagón de la línea dos. Un adolescente extraño venía de pie a mi lado. Yo intentaba releer “Herzog”, de Saúl Bellow, después de varios sexenios. El chamaco emitía ruidos extraños con la garganta, como de enfermo de los bronquios. Iba de un lado a otro, riendo, cual si tuviera lombrices incluso en el cerebro. Me desconcentraba. En Xola iba a bajarse, pero ahí subió alguien con quien supuse había quedado en verse. Tipo mayor, de bigote y de ojos como pintados… Tomaron asiento de ladito. Sus rodillas, en contacto. Reían. Se picaban el ombligo.
¿Iba yo ahora a buscar asientos vacíos en el primer vagón? El epifenómeno me importa un diputado, pero distraen con sus arrumacos.
Cuando llegamos a casa, dejé de pensar en todo esto y en que deposité el cheque. A Petunia le habían clonado su tarjeta Banamex, dijo ella. Le robaron todo su aguinaldo.


GARBANZOS DE A LIBRO

Jorge Ibargüengoita
pensó en volver al teatro

Mientras escribía su novela “Isabel”, que dejó inconclusa, Jorge Ibargüengoitia (1928-1983) pensaba en volver a escribir teatro, declaró su viuda la pintora Joy Laville. También iba a escribir una historia sobre su familia. A juicio de Joy, “Los pasos de López” es la mejor novela de su esposo, muerto en un avionazo en España. Comentó que le gustaba cocinar y que entre sus amigos era famoso por la paella que preparaba. Aun cuando bebía (tequila), en París donde vivió el último año de su vida tomó poco. Era muy disciplinado, escribía de diez de la mañana a dos y media de la tarde. En las tardes leía recostado en un sofá. Era muy alegre, dijo Joy, aun cuando se le consideraba malhumorado porque le gustaba ser “muy directo”. La entrevistó Salvador García para La Jornada Semanal a propósito de aniversario 25 de la muerte del autor de “Los relámpagos de agosto” (Mortiz).

LOS GARBANZOS
Al publicar su primer libro de ensayos “Vuelo sobre las profundidades” (Lumen), José Agustín declaró que la narrativa nacional “está bien” con autores jóvenes brillantes, medianamente jóvenes, ancianos y “figuras ya mayores que yo, consolidadas por completo, algunos petrificados”… “Eclipse”, el tercer volumen de Stephenie Meyer (35 años), lleva vendidos ya 1.3 millones de ejemplares en los último trimestre del 2008, informó Alfaguara. “Amanecer”, la cuarta entrega, apareció en inglés en agosto pasado. Con “Crepúsculo” y “Luna nueva”, la Meyer ha vendido en total unos 25 millones de ejemplares en el mundo… Fernando Savater, que acaba de publicar “Misterio, emoción y riesgo”, artículos, (Ariel), dijo que por fin empezó a releer, sobre todo los libros que leyó antes de tiempo… El escritor cubano-estadounidense Jorge Dávila Miguel perdió la mitad del Premio Juan Rulfo 2008 porque había publicado su cuento “La mensajera” diez años antes. Así que el único ganador es el mexicano Ignacio Padilla con “Los anacrónicos”… “Las monjas de entonces (de su niñez) únicamente enseñaban su propia ignorancia”, declaró Ana María Matute (83 años) al publicar su novela “Paraíso inhabitado” (Destino).

28 de diciembre de 2008

Domingo 28 de diciembre del 2008

TURBOCRÓNICAS
Nombres de artista

Todo empezó, querido maestro Dámaso Murúa, por mi curiosidad ante el uso de los seudónimos. Me intrigan, despiertan mi curiosidad. Quizá porque en periodismo son mal vistos, pues lo escrito adquiere rango casi casi de anónimo. En narrativa se dan casos. Antes del movimiento feminista, mujeres inglesas publicaron su nombre con siglas para que el lector los creyera varones, como tú sabes. Incluso la Rowling empezó a firmar la saga de Harry Potter, con el JK previo.
Cierta vez cometí la rancherada de acaparar la charla de cuatro a la mesa, presente un articulista mexicano nacido en España, adicto a los seudónimos. Era mi oportunidad para descubrir por qué un periodista los emplea. Cuando llegué a aquel changarro todos bebían mezcal. Pedí lo mismo. De recién nacido, me habían dado biberones con mezcal de pechuga.
A otro invitado no le enfadó que acaparáramos la charla sino que, para no ser tan rústico, yo evocara una fiesta suya. Cuando llegué a su apartamento, platiqué, todos estaban sentados en el suelo fumando mota. El periodista de los seudónimos había sido profesor de mi amigo y ex colega, entonces embajador en la tierra de James Joyce y de John Banville. Ya te imaginarás, Dámaso. El embajador se quejó con el otro comensal, René Avilés Fabila, de que yo me había portado políticamente incorrecto al revelar su adicción a la yerba. Tardaría poco en vengarse.
Aquel periodista me dio explicaciones sobre el uso de los seudónimos, pero a la mañana siguiente no recordaba una. Al principio creí que el mezcal me había destruido buen ramillete de neuronas. Pero conforme ha pasado el tiempo creo que ninguna explicación me satisfizo.
Hay quienes llevan nombre de artista como lo es el de Dámaso Murúa, cuyo apellido significa muralla en vasco, según me has ilustrado. El mío significa Roble uno y Lobo el otro (López). Si naces artista y llevas un nombre vulgar, te lo cambias y ya. Cuando Elena Garro me recomendó con Carmen Balcells para que yo publicara mi primer libro, Carmenchu comentó que yo iba en caballo de hacienda con ese nombre. No pasó nada. Sigo igual. La obra no estaba a la altura del nombre. Así que me propuse trabajar como acémila.
Aquella noche perdí dos sesiones de trabajo, a causa del mezcal y porque el embajador me dejó bien bolo en una casa vecina, no en la mía. Como celebraban un triunfo de los Pumas, me dieron cobijo. Del mezcal pasé a las caguamas.


GARBANZOS DE A LIBRO

Daniel Sada
“O seduzco o irrito”

Habla Daniel Sada (Mexicali, 1953), Premio Herralde de Novela 2008 con “Casi nunca” (Anagrama): “Mi literatura puede causar puntos de vista muy extremos: seducir o irritar… No soy un best seller, pero con este premio creo que hay la oportunidad de abrir el círculo… Lo primero en que pienso es en el narrador. Me lo imagino como un narrador indiscreto y metiche que hace conjeturas… El punto de vista es para mí importantísimo. A veces tardo seis o siete meses en hallarlo… Han dicho que mi prosa puede asfixiar de tan pulida que está, pero así soy, mi mundo es verbal. Voy a triunfar o a fracasar con lo mío, no con ideas prestadas… Para mí son muy importantes los ritmos en la prosa. Es una aspiración de todas las artes. Incluso en la pintura y en la escritura hay que buscar una cadencia rítmica…” Lo entrevistó Héctor González para el suplemento Laberinto del Milenio.

LOS GARBANZOS

“Aunque Obama puede ser mejor que Bush, el imperio es el imperio y todavía es el imperio, y el emperador tiene que actuar en función del imperio”, declaró Juan Marsé (Barcelona 1933), Premio Cervantes 2008…
Ignacio Padilla, mexicano, y Jorge Dávila Miguel, cubano, ganaron el Premio Juan Rulfo de Cuento 2008, convocado por Radio Francia Internacional, con “Los anacrónicos” y “La mensajera”, respectivamente. La bolsa compartida es de 5 mil euros…
El escritor japonés Haruki Murakami (Kyoto, 1949) dijo que su ídolo y su modelo es Dostoiewsky y que como sucedió con el escritor ruso desea escribir sus mejores libros después de los 60 años de edad. “Cuando escribo, desciendo a las profundidades de mi mente”, comentó. “Cuanto más bajo más peligroso resulta”. Algunos títulos suyos son “Tokio blues”, “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” y “After dark” (Tusquets)…
Acuse de recibo: “El Búho”, número 103, diciembre 2008-enero 2009, dirigida por René Avilés Fabila, con homenajes a Rubén Bonifaz Nuño, Alfonso Reyes, Paco Ignacio Taibo I y Alí Chumacero y textos de Carlos Bracho, Martha Bátiz, Roberto Bravo, MAC y Bernardo Ruiz, así como de Luz García Martínez, Marcela del Río, Perla Schwartz, Salvador Camelo Torres, Martha Figueroa de Dueñas, Roberto López Moreno, Citlali Ferrer y Patricia Zama.

21 de diciembre de 2008

Domingo 22 de diciembre del 2007

Aquí van dos de mis tres columnas semanales:

TURBOCRÓNICAS
Amores perros
Debo confesar que después de cubrir parte de una guerra, la de Nicaragua, las conferencias de prensa me dejan frío. Bueno, jamás sentí ninguna emoción cubriéndolas. Experimenté cierta descarga de adrenalina al entrevistar a un boxeador, el Púas Olivares; a un actor de cine, Emilio El Indio Fernández, y a un ex cómico, Mario Moreno. Pero cuando miré al colega chií de la televisión independiente iraquí lanzarle sus zapatos uno tras otro a George Bush, dudé entre saltar de mi asiento, como dan ganas en el instante en que anota el tri, o servirme un jaibol triple.
Poco sé de la cultura árabe aparte de media docena de películas y de los cuentos de “Las mil y una noches”, leído en la niñez. También me gusta el jocoque seco con aceite de olivo, mexicanizado con cebolla y chile verde picado, y los huevos de cazuela con chorizo árabe. Allá en la tierruca había una familia de árabes muy bravos. Los mataron a todos, me temo. Le decían “los turcos”.
Un amigo resolvió ser mexicano a los dieciocho años de su edad. Nacido en la Narvarte de madre mexicana y padre libanés, creció a punta de huevos rancheros y de frijoles, tanto de la olla como refritos con salsa verde o roja de molcajete. Lo vi zamparse tacos de lengua y de ojo, bien resguardada la corbata y empinando el trasero. ¿Qué haría yo de árabe?, contestó cuando le pregunté si había sido una decisión difícil.
Bush cabeceó muy ágil los dos lanzamientos y su comentario (“calza del diez”) tiene una carga de humor a la gringa que me dobla de la risa. Pero se necesita ser un genuino desfachatado para viajar al país que has invadido de manera tan torpe. Igual de torpes actuaron los de la CIA, incapaces de conocer de antemano la trayectoria de Muntader al Zeidi (29 años). El periodista anunció desde siempre que deseaba arrojarle los zapatos a George “John Wayne” Bush. Pero no había hablado de la frase estentórea con la cual acompañaría sus dos proyectiles arrojadizos: “¡Toma tu beso de despedida, perro!”
Bush debe debatirse entre si le pide o le ordena al gobierno de Irak la libertad del héroe de la resistencia iraquí. Entre más tiempo transcurra (16.12.2008) Muntader al Zeide saldrá del bote listo para iniciar una carrera política. ¿Estilo Peje? Lo pienso así porque tengo mis dudas acerca de que un periodista pierda la objetividad y la imparcialidad. Claro, “no” hubiera querido estar en los zapatos de Mountader.


GARBANZOS DE A LIBRO

Arturo Pérez-Reverte
“Escribo porque me divierte”

Arturo Pérez-Reverte (España, 1951) declaró que un libro puede ser complejo, culto, con personajes densos y al mismo tiempo muy divertido. Agregó que al empezar a escribir novelas él fue contra la crítica que pedía novelas intimistas, sin acción y sin personajes. Esas novelas, dijo, fueron pasajeras y planas y murieron con el tiempo. “Yo escribo porque me divierte”, comentó, “si fuese infeliz escribiendo no lo haría”. En cuanto a lecturas dijo que “Los tres mosqueteros” lo llevaron a “El conde de Montecristo” y de ahí a “La cartuja de Parma”, a “Rojo y negro” y a “Madame Bovary”. Reconoció que un día se quedará atrás, porque nadie evoluciona de manera permanente. “El club de Dumas” lo hizo cruzar la barrera de las grandes ventas y lo situó como novelista internacional. Lo entrevistaron para el suplemento Babelia de El País.

LOS GARBANZOS
La Real Academia Española y Alfaguara editarán en un año 400 mil ejemplares de “La región más transparente”, de Carlos Fuentes, a cien pesos, que incluye un glosario de mexicanismos. También se informó que de “El Quijote” se llevan vendidos 2.6 millones de ejemplares y de “Cien años de soledad” 1.1 millones… Habla Daniel Sada (1953, Mexicali), Premio Herralde con su novela “Casi nunca”: “Tengo 35 años escribiendo y creo que he encontrado una manera de hacer las cosas, pero todavía no tengo muchas certezas con mi voz, todavía sigo explorando”… El “Nuevo tesoro lexicográfico del Español” será de 11 volúmenes y más de 10 mil páginas y servirá de base al “Diccionario histórico del Español”, que prepara la Real Academia Española… “Siempre me ha interesado sacar lo literario de mis propias experiencias”, declaró Manuel Vicent (España 1936), que acaba de publicar su novela “León de ojos verdes” (Alfaguara)… Acuse de recibo: “Once miradas sobre René Avilés Fabila” (UAM-Xochimilco), de María Eugenia Ruiz Velásquez, compiladora. Los textos son de Carlos Bracho, Felipe Gallardo, Eve Gil, David Gutiérrez Fuentes, Andrés de Luna, Dionicio Morales, Jorge Munguía Espitia, Carlos Ramírez, Bernardo Ruiz, Ignacio Trejo Fuentes y Betty Luisa Zanolli Fabila.

16 de diciembre de 2008

Martes 16 de diciembre del 2008

Martes 16 de diciembre del 2008
Querido Mariolín: He tenido que recurrir a este medio dadas tus ocupaciones, ahora acentuadas con los exámenes de la prepa. Se me ocurrió el medio porque al día siguiente de tu charla por teléfono de cinco horas treinta y siete minutos, le comenté el suceso a tu mamá. Le pregunté si ella consideraba que el asunto “estaba mal”. Sí, me dijo con un gesto de desaliento. Le dije que acaso era mejor que platicaras con una amiga cinco horas treinta y siete minutos en lugar de salir de noche a tomar un café por ahí. La inseguridad. El alcoholímetro. Los pederastas. Tu mami P. me dio a entender que no era flirteo sino que estabas estudiando para el examen del día siguiente. Quedé perplejo, pero me repuse de inmediato.
No era mala idea, si tomamos en cuenta las distancias que deben recorrerse en la megaurbe. Choques. Atropellados. Aviones que te caen en la cabeza. Pero entonces ¿por qué me habías preguntado mi edad para dársela a tu interlocutora cuando pasé al baño del estudio? Supuse que entre capítulo y capítulo del examen se valía hablar de fruslerías, como lo es la fruslería de mi edad. Entonces le pedí a tu mami que te recordara cuáles son las reglas para el uso de mi compu y de mi silla de trabajo. No recuerdo si te he platicado que destruyo una de esas sillas cada año, culiatornillado escribiendo. Ya no son como las de antes, pero sí más caras. Desde luego tú antes que nadie tienes derecho a usarla porque tú la armaste. Sabes que odio los instructivos. Pero me parece arriesgado que hagas malabares en ella, en la silla, como si fuera la patineta de tu papi. De rodillas sobre el asiento y meciéndote con los codos en el respaldo, el auricular en la oreja. Tu mami P. se fue encendiendo. Chaparrita y todo pero de pronto la vez como del tamaño de Uma Thurman. Ya sabes por las que atraviesa. P. no Uma. Entonces me dijo que a ella no le gustaba regañar. Por supuesto le dije que no quería que te regañara sino que te educara.
Lo del regaño tenía jiribilla. Ella me acusa de pasarme el tiempo regañándola, pero no regaño es crítica. Una de sus malas interpretaciones y una de mis deformaciones profesionales. De haberse casado con un diputado...
Hubiera querido recordarle la frase de Schopenhahuer, pero en casa es ya frase manoseada. “No hay malos padres”, habría dicho Schopenhahuer, según el colega el Diablo Ibarra, “hay malas madres”. Así que díjeme que me dije hablaré con Mariolín cuando regrese de su examen. Pero no creas tú, Mariolín, que la respuesta materna me satisfizo. No. Sentí una descarga interna de humor negro y de bilis, y no pude trabajar y mejor me fui a la peluquería. Después de una caminata de media hora y con los pelitos haciéndome la vida imposible en la nuca llegué al Depor. Pero ¿qué crees? Estaba cerrado. Entonces caminé de regreso a casa otros quince minutos. De vez en vez me sacudía el cabello y me rascaba y me metía los dedos en las orejas porque los malditos pelos parecían como manipulados por tu mami. La gente sólo me miraba. Claro, ni modo que me preguntaran: ¿Está usted bien? o ¿Se siente poseído por la Santa Muerte? Eso de se siente bien sólo ocurre en las películas. Aquí te ven con desprecio. Si te ven.
Luego del baño, de donde me quisieron sacar primero tú y enseguida tu mami porque había llegado el plomero a cambiar no sé qué bitoque, díjeme que me dije sólo dos pálidos jaiboles van a drenarme el humor negro y la bilis. Pero dobles los jijoesú, diríamos en Los Mochis. No, mejor triples. La falta del perro embotellado me hizo servirme dos fajazos de mezcal con agua tónica. Mezcaltónic. Una mezcla que espero haber descubierto yo.
Me cayeron tan bien que me hicieron sentir que podía aguantar otros treinta años al lado de tu mami. Pero al mismo tiempo se me ocurrió darle una lección. Antes iba a hablar contigo. De que podías usar el teléfono del estudio y mi patineta, pero no cinco horas treinta y siete minutos. Fue imposible. La presencia de tu amigo Diego, Macedo o Chato… Debes decirme quién es cada vez que llega uno de ellos. No me gustaría decirle Macedo a Diego o viceversa. La lección fue que me puse a leer en la mesa, pero me temo que nadie se dio cuenta, ni tu mami ni tu abuelita. Ellas sólo hablan del Palacio de Hierro. Cuando tu mami reclamara, pensaba emitir un rollo de media cuartilla sobre la gente grosera. Decirle que nacimos groseros, nacimos animalitos, y es necesario recibir una buena cepillada a lo largo de la vida. Claro, la educación se mama, pero es necesario ponerse al día porque nuestros padres son superados no en veinticinco años, en cinco o seis. Superados en cuanto a buenas y malas maneras. Se sabe que entre más te educas más grosero puedes ser.
Por eso te pedí tu correo. ¿Será el último intento para comunicarme contigo? No. Queda mi blogspot. ¿Esperaré a que acuses de recibido? Tampoco. No quiero correr el riesgo de que la máquina me rebote el correo. He observado que tu caligrafía es como del siglo XXII. En mi blogspot puedes escribir lo que quieras. Sin duda estas líneas serán terapéuticas. Para mí. El mezcaltónic me hace bien a la corta porque a la larga…
Tu padre que te quiere un poco más civilizado de lo que está en manos de tu mami civilizarte.

14 de diciembre de 2008

Domingo 14 de diciembre del 2008

Muy bien allá ustedes. Aquí van dos textos:

TURBOCRÓNICAS
Camorra de payasos
MARCO AURELIO CARBALLO
¿Qué tanto espías?, preguntó Petunia y empecé a contarle. Una mujer gordinflas de tez color humo le había apretado los bajos al payaso. No vi el rictus en él, pero sí cuando empinaba el trasero. La mujer le había estado diciendo entre dientes que debía “caerse” con la cuota. Estaba harta de darle plazos. No iba a permitirle una semana más. El bufón, de traje bombacho amarillo huevo, azul Oaxaca y rojo mamey, se había quejado del restaurante. Las propinas eran escasas y pinchurrientas. Los padres de aquellos niños eran unos clasemedieros amolados por la crisis. ¿Así dijo, clasemedieros?, preguntó Petunia, ofendida. No, le dije, pero es lo mismo. El payaso pidió otro restaurante, uno de colonia menos popof porque ahí, “saliendo el payaso y soltando la risa”. Eso sí lo dijo, le aseguré a mi vieja.
Estábamos en un restaurante de plástico, donde nos desayunamos cada domingo. Petunia leía un libro de Mario Muchnick, los chamacos revistas y las secciones de espectáculos del diario, y yo el suplemento cultural. Es la mejor hora para leerlos porque bebo medio litro de café y paladeo una dona de moka. Luego salimos deprisa a la primera función de la película escogida mediante consenso peculiar. Petunia escoge y yo apruebo. Los chamacos apenas si tienen voz y voto jamás.
¿No estás haciendo ficción?, preguntó Petunia. Después de enajenarte cada semana con Los Soprano ves mafiosos por todas partes. ¿Cómo se te ocurre que los payasos sean manejados por la Camorra mexicana? Ignoro por qué me inquietan los payasos, contesté. Pero tropezarme con ellos cada domingo en el Sanborns de Altavista me revuelve el desayuno. Como los chamacos leen desde niños, ni caso le hacían cuando se acercaba con su sonrisa de Guasón. De pronto una vejiga fálica, con las cuales hace perros salchicha rojos o verdes, rechina cerca de cualesquiera de mis orejas desabrochadas y me desconcentra y neurotiza.
El payaso me inquieta como esos tipos con gafas oscuras. Nunca tengo la certeza de que al mirarlo a los ojos ellos sepan que estoy al tanto del espionaje impune. ¿Será porque los payasos pintados del rostro son como si llevaran una máscara? Quién sabe. Pero sí miré cuando aquella mujer con cara color del humo le apretaba, impía, los bajos. Lo demás no recuerdo si lo dijeron porque de pronto escucho voces de personajes. Como un bing bang cráneo encefálico, reclamando un relato o una crónica.

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GARBANZOS DE A LIBRO

Leonardo Da Jandra
Denuncia persecución
al oponerse a un campo de golf
MARCO AURELIO CARBALLO
El escritor Leonardo Da Jandra declaró que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) lo persigue desde hace cuatro años al demandarlo por una supuesta invasión de terrenos en la bahía de Cacaluta, en Oaxaca. Sin embargo la asamblea de comuneros concedió en propiedad ese terreno, desde 1981, a Leonardo y a su compañera Agar, pintora. El origen de la persecución está en que Da Jandra se ha opuesto a que se construya un campo de golf alrededor de la laguna del Zacate, que dañaría buena parte de la reserva del Parque Nacional Huatulco y afectaría a venados, tigrillos, osos hormigueros, jabalíes águilas pescadoras y pájaros carpinteros. En un artículo publicado en la revista “Día Siete”, Guillermo Fadanelli escribe que Da Jandra obtuvo “la persecución y el menosprecio” al publicar seis libros (“Entrecruzamientos I, II y II”, “Samahua”, “Huatulqueños” y “La almadraba”) dedicados a la tierra donde ha vivido la mitad de su vida.

LOS GARBANZOS
Ignacio Solares dijo que el antídoto al veneno de la barbarie es la cultura, al recibir el Premio Nacional de Periodismo Cultural “Fernando Benítez”… Después de ganar el Premio Herralde con su novela “Casi nunca” (Anagrama), Daniel Sada (Mexicali, 1953) dijo que para descansar de la novela escribe cuentos y que el libro podría estar en el 2010 “si trabajo con disciplina”… “Mi literatura es producto de mi experiencia del mundo y ese mundo procede de dos extremos: el campo mexicano donde me crié y el extranjero, donde aprendí a amar más lo mío y a disfrutar y hacer mío lo otro”, declaró Silvia Molina, a propósito de su novela “En silencio, la lluvia” (Alfaguara). La entrevistó Ricardo Pohlenz… El presidente del Conaculta, Sergio Vela, dijo al cumplir ese Consejo 20 años que se necesita fortalecer mecanismos “para que haya más y mejor turismo cultural”… Acuse de recibo: “Ciclo literario”, números 77 y 78, correspondientes a octubre y noviembre del 2008, dirigido por Lorenzo León Diez con firmas de Alfredo Coello, Stanley Kunitz, Minh Tran Huy, Eva Loechner, Omar Fabián, Tomás Hache, Araceli Mancilla, Kart Hackbarth, Antonio Mestre-Domnar, Susana Wald y Adalberto Moreno, así como del propio León Diez.

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11 de diciembre de 2008

JUEVES 11 DE DICIEMBRE

Jueves 11 de diciembre.- Confirmo que el DF está en obra negra. Pulen los muros de lo que era Estadística en el siglo pasado, en Balderas y Morelos. El finillo polvo flota incluso en la línea tres del metro. Así que cruzo a la banqueta sur de Morelos. A media cuadra me topo con Rafael Cardona y Abraham García Ibarra. Éste lleva un abrigo de terciopelo blanco. Cardona va de negro, de los zapatos a la gorra. Hace años me compré una parecida. Estaba leyendo “En el camino”, de Kerouac. Petunia me desalentó. Van a decirte el Cachuchas, dijo. Arrumbé la gorra. Cardona se dirige a Radio Fórmula. Abraham al Club de Periodistas. Vamos a La Habana, les digo. Sólo acepta Abraham. De allá vengo, había dicho. Le digo a Cardona que la Pavita quiere que se lo presente. Ella desea darle las gracias por lo que bien habló de su papá. ¿Quién es su papá?, preguntó Cardona. Pedro de Urdimalas, le digo. Rafael recuerda que Pedro, autor de “Amorcito corazón”, tenía una vaca en la sala de su casa. Quería que sus hijos bebieran leche fresca.
Al entrar a La Habana, me intercepta Salvador Estrada. Dice que está con los del Diario de la Tarde. Me gustaba ese vespertino que desapareció en el siglo pasado. De pronto se para Armando Rojas Arévalo. Saludo de lejos a dos o tres de ellos. Abraham ya se ha sentado al fondo, bajo una tele. Él pide coca y yo café. Llega un tipo. Es un colega de Sonora. No toma asiento. Abraham se despide. Intento corregir un par de Turbo. Llega Mireya Vega, del Conaculta, a quien debo entregarle 29 entrevistas que conforman “Los sentimentales”. Le he dado unas cuantas fotos para el libro. Seguiré buscando el resto.
El café no me ecualiza, desde luego. Me urge un par de jaiboles dobles o triples. Sólo así. En casa apenas he corregido un capítulo breve de mi octavo mamotreto. Petunia ha buscado en media docena de cajas aquellas fotos. Le digo que me interesa una en la que Lola Beltrán y Juanga bailan rock. No aparece por ningún lado. Aturdido he salido a mi cita en La Habana.
Pero al regreso recuerdo este diario. No sé para que me comprometí a cumplir escribiendo a diario, aunque sea unas líneas. ¿Tiene caso? No puedo corregir un mamotreto, escribir una Turbo a la semana y dos columnas más y ¡el Diario!
Pero debo seguir. Me han ofrecido otros espacios. Uno en el “Expresso de Oriente” y otro en “Los periodistas”, así como en radio para el 2009. Sin paga, claro. ¿Cómo se llama ese animal que vive de comer aire? Claro el aire en Morelos y Balderas tiene cuando menos polvillo de piedra.