21 de agosto de 2015

Los fragmentos

Marco Aurelio Carballo murió el pasado primero de agosto, pero la novela que se ha venido publicando en fragmentos en este blog y en sus colaboraciones semanales de La Prensa, El Diario del Sur y El Heraldo de Chiapas está terminada. Los fragmentos seguirán apareciendo hasta llegar al fragmento número 100, antes de cerrar este blog.

18 de agosto de 2015

FRAGMENTO 90

Turbocrónicas
FRAGMENTO 90
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)
Quién sabe qué habría hecho yo si Leo cae tras las rejas. Saltar de gusto, je je.  Para preservar la integridad emocional de mis hijas, yo lo abandoné cuando fue necesario. Pero ¿valdrá más para las hijas tener un mal padre a no tenerlo? Eso fue lo que pensé en los primeros años de vida de ellas. No hay malos padres sino malas madres, insistía Leo… De haber cobrado dinero suyo, ¿qué?, ¿iba a gastármelo sin participárselo? Aun cuando mis hijas pidieran que lo dejáramos a su mala y enferma suerte, antes de tiempo, yo habría resistido. A ellas el padre pudo importarles un diputado matraca, como decía él, y aunque no les importara.
De cierta forma les pedí respeto para la figura paterna. Sólo por conservar su presencia física. ¿Habré hecho bien? Ni se lo he dicho a mis hijas, lic. Lo de cuántas humillaciones y malos tratos aguanté por ellas. Ni se los diré porque detesto el chantaje sentimental. Lo peor sería que ellas me dijeran como tú te lo buscaste tú paga tus errores. Una jamás nunca sabe cómo reaccionará el ser humano en situaciones canijas. El lado oscuro del alma permanece oculto durante años y de pronto ¡fua!, sale. Abandonar a Leo fue decisión mía. Mas mis hijas estuvieron de acuerdo.

Creo que me desvié, pero si Hércules es un amoral, Leo también lo fue… Me pregunto si todo obedeció a que tuvo una infancia dura como la de Hércules. Durísima, lic… Leo presumía de que estudió sin que nadie lo arreara, y se pagó los estudios. Mas ¿cuántos no estudian así? Es una hazaña común… Es que intento ser objetiva… No tenía por qué echárselo en cara a sus primos y ¿a la sociedad entera? El contrabandista Hércules se hizo a sí mismo sin haber tenido las oportunidades del voceador Leo. Obvio. Pero nadie escoge las circunstancias de su niñez.

El tío Clemente ayudó a Leo de forma interesada, sostenía Leo. A su hermano Leonardo lo traicionó y a su sobrino Leonardito lo puso a vender periódicos y le robó las utilidades de la tienda. Lo peor vino cuando decidió enviarlo a la correccional.

4 de agosto de 2015

Fragmento 88

Turbocrónicas
FRAGMENTO 88
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)

De haberse analizado y cuestionado a sí mismo habría descubierto en él la esencia del chilango en noventa y nueve por ciento. Uno por ciento es cuanto a cada ser humano lo distingue de los demás. Quizá ese uno por ciento sea lo que él hubiera desentrañado de sí mismo porque le cueste a uno verse a fondo. Observe, lic, yo también uso por mimetismo los porcentajes… Su obra iba a ser, si no maestra, fundamental, afirmaba. Los estudiosos quedarían en aprietos para establecer el orden de los grandes ensayistas nativos. Si en orden alfabético, le tocaba ser el primero. De León, Paz, Ramírez…
¿Sonríe, lic? Imagínese oyendo a diario su ay, que tú, que yo, que sí, que no, que blablablá.
Sin embargo, me alentaba a que tuviera distracciones porque no era un canalla integral. Le observé equis detalles, pero siempre estaba en guardia. Un descuido y salía perdiendo tiro por viaje, como dicen. Pudo estimularme a escribir porque tuviera problemas de conciencia y lo juzgara un pasatiempo inocuo. También porque influyera el Trepamadres, su amigo y compañero de facultad…
Mi biografía tendrá ciento veintipico de páginas, las de Pedro Páramo. La poesía ayuda a contenerse y a escribir compacto… Leo llegó a sugerirme títulos, geniales, alardeaba. Él tenía el título definitivo de su libro, mas con nadie iba a compartirlo para evitar el ¡plagio! Quién sabe el porqué de su presunción pues eran títulos como de noticias. A veces me sorprendía si remataba conmigo, el hijo de su mamá. Aunque él sabía que yo iba a escribir de nuevo, dejando atrás mis poemas de adolescente...
¿Por ejemplo, lic? ¿Ejemplo de títulos a partir de los cuales ya sólo restaba que yo escribiera el texto, je? En Guanajuato, luego de hacer el amor en circunstancias difíciles, me dijo:
 ––Te regalo este titulazo Nunca jamás permitas que las arañas aniden en tu coño.

Lo repitió soez y obsesivo todo el día, don Superbuenasmaneras... Si estaban presente las muchachas, Leo lo decía en silencio, considerado, moviendo nomás los labios. Pero ya me desvié.