24 de marzo de 2015

FRAGMENTO 69

Turbocrónicas
FRAGMENTO 69
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)
El nombre legal de hércules, lic, es Herculano Vergara Pérez, según consta en actas. Así dicen, ¿verdad? Doña Juanita no lo llamaba Herculano y menos en diminutivo, Herculanito. Como yo no le entendía, ella lo pronunció… Pero el apodo está peor. A él lo enloquece de rabia. si le dicen El Culitos Vergara… Para acabarla de amolar, Leo prohibía los diminutivos… ¿Se asombra, lic? Él era especial en negativo... Casi muero de risa al escucharle a doña Juanita el diminutivo de Hércules ¡y el apodo! A Herculano le gusta su nombre modificado, pero ignoro si fue idea de su Juana, de la pandilla de Hércules o de él mismo. Hércules por aquí y Hércules por allá, decía ella. Sin nada que ver con la mitología, sospecho.
La doña contaba anécdotas personales, o nos aleccionaba por si queríamos seguir sus pasos en el ámbito del baile, je je. Las anécdotas tenían relación con ese ambiente. Bailarinas prostituyéndose. Ligues. Trifulcas. La detención a tiros de Hércules mientras tocaban “Nereidas”.

En cuanto al licenciado Leonardo López de León, León para sus amigos y Leoncito para el Trepamadres, sin olvidar el Leoncito Bubú ni Papito Leo para nuestras hijas, él necesita otra clase de representante legal. No con nadie en el cielo, ¡ji! ¡ji!, sino en el infierno. Ahí quién sabe junto a quién estará… Junto a su tío Clemente, o junto al mismo Diablo. Le desagradaban los segundones. Pierdes tiempo, decía, y el tiempo es oro. En el mundo hay un escaso porcentaje de chingones, calculaba según estadísticas imprecisas, basadas vaya usted a saber en qué… Ahora debe estar en el cabildeo, como dicen, para conseguir el círculo menos canijo del infierno. Imaginarlo rostizándose pareciera cosa mía. Pero no...
Fue mi esposo y el padre de mis hijas, ¿ajá? Refundido en el infierno, lo quieren sin duda amigos y primos, la vecina y doña Juanita y la Rott, la secre de mi jefe. ¡Sus clientes! Yo solo interpreto ese deseo, no es que uno o todos me lo manifestaran. Él los humilló con su labia y su dialéctica. A doña Juanita la corrió de nuestro apartamento. ¿Ya le conté?...


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