28 de agosto de 2013

Fragmento 1

FRAGMENTO 1*
*Se trata de un fragmento de la novela con los  títulos provisionales de “EXTINCIÓN” O “LIBERACIÓN”: El último protomacho, creativo y perfeccionista en el país de las colas sin fin y de las narices de mango”

MARCO AURELIO CARBALLO

Retomo el hilo, licenciado García-Corral… Me remito al lugar de los hechos… Quién sabe qué pensó Hércules al ver por primera vez a Papito Leo. No porque lo viera chueco, deforme de la cara. Peores caras debió ver en la cárcel… Hablo de qué pensó al enfrentarlo sin que, al parecer le importara el peligro. Me pregunto si Papito Leo le recordó al defensor de oficio tracalero y se apoderó de él un FURIOSO ánimo de venganza incontrolable. ¿Se tentó el corazón para no atacar a su rival lisiado? ¿Decidió el ataque al intuir que estaba en juego su vida o la mía? ¿Llevaba la pelotita de hule macizo con la cual practica el tiro al blanco? Sí pero no fue esa el arma arrojadiza, dado los truculentos resultados.
Me pregunto qué pensó Papito Leo cuando Hércules, viejo y chaparrito, macizo y útil aún, oxidado a medias, je je, le reclamó en su lenguaje carcelario ojetadas y chingaderas. Perdón. ¿Lo tomó como sicario cual lo sospechó el Trepamadres, el primo de a mentiritas de Papito Leo? ¿echó Leo pestes contra mí? ¿Insultó a Hércules al sospechar en él a un ex convicto? ¿Se burló diciéndole abuelito ya no estás para estos trotes, o le dijo persuasivo que podía echarle una mano para jubilarlo de sus hamponerías? Enfermo y todo, descreo de que Leo se haya asustado, curtido como estaba en el trato con judiciales y con pillos, especializado en su profesión de leguleyo en la rama penal, lic, porque, argumentaba para justificarse, que ahí caen los defraudadores en condiciones de pagar altos honorarios, dijo y, con suerte, un buen asunto iba a, comillas, sacarnos de la jodidencia, comillas, aunque él no crea en la suerte. Como abogado, sus deseos no se cumplieron y la incredulidad, respecto a la suerte, tuvo su origen en que jugó Melate durante años con cero fortuna.




21 de agosto de 2013

El osado José Agustín

Turbocrónica del 22 DE AGOSTO
MARCO AURELIO CARBALLO
TURBOCRÓNICAS
EL OSADO JOSÉ AGUSTÍN

Se cree que para contrarrestar a la mafia literaria de los años sesenta del siglo veinte había que ser osado no timorato ni modesto ni humilde. Sino asumir una actitud como la del pintor José Luis Cuevas. Quizá por eso, José Agustín le dijo lo que le pidió al editor de Joaquín Mortiz, Joaquín Diez Canedo, que le editara su segunda novela “De perfil”, tras el éxito de venta de su primera historia de adolescentes, “La tumba”. El editor le ofreció tres mil pesos de adelanto a cuenta de regalías por derechos de autor, como es costumbre en el ambiente editorial. José Agustín le dijo que necesitaba cinco mil, el costo de la máquina eléctrica de escribir portátil que él deseaba comprar. Algo semejante a poseer hora una compu portátil. Esa cantidad se la damos pero a Carlos Fuentes, dijo Diez Canedo. “Yo soy mejor, replicó irreverente, como era de esperarse, José Agustín. El editor de Joaquín Mortiz modificó, sonriente, el cheque de tres mil a cinco mil pesos.
Años después le pudo haber ido mejor a un escritor tamaulipeco, si no fuera porque durante una conferencia de prensa declaró que él era mejor escritor que Juan Rulfo, autor de una de las mejores novelas mexicanas “Pedro Páramo” y del libro de cuentos “El llano en llamas”. Medio mundillo editorial se le vino encima, es probable que no por desparpajado sino que, aunque muchos lo duden, pocos toleran el elogio en boca propia, no por cínicos, sino por malcriados.
Sin embargo Antonio Delgado, escritor tamaulipeco, dijo una frase,  que le ha sido útil a más de un escritor principiante que lee las declaraciones de los escritores en busca de orientación, de tips. Esa frase de Antonio Delgado fue: “Hasta cuando no escribo, escribo”. Suficiente para que, en la búsqueda de su significado, hallar caminos.





15 de agosto de 2013

Doña Alicia en el país de las quesadillas

turbo del 15 de agosto
TURBOCRÓNICAS
DOÑA ALICIA EN EL PAÍS DE LAS QUESADILLAS
Marco Aurelio Carballo


¿Tú crees que Jorge Ibargüengotia (JI) hubiera escrito algo sobre los vecinos?, le preguntó la Princesa Petunia Flowers a Feldespato. Desde luego, dijo él con firmeza. ¿Le importarían personajes tan así?, insistió ella. ¿No merecen serlo?, dijo él. Como todo gran escritor, a JI (1928-1983) le bastaban dos o tres detalles para crear personajes inolvidables. ¿Cómo la mujer histérica? Sí Como ella ¿por qué no? Acababan de leerle una entrevista a la pintora británica Joy Laville, que aportaba información acerca del formidable sentido del humor de su esposo JI. La viuda dijo que a él le gustaba utilizar palabras precisas por lo que ella opinaba que era más que un escritor sarcástico. De ese modo contó la noche cuando se asomó a la ventana para gritarle a una mujer: “¡ya cállate, pinche vieja histérica!” Porque tenía minutos accionando la bocina de su carro pues la habían dejado sin espacio en el lugar donde ella solía estacionarlo. Es que era en efecto una pinche vieja histérica, dijo la pintora. ¿y en el caso de los vecinos?, preguntó la Princesa ¿te imaginas, dijo Feldespato, lo que podría contar? Aparte de novelas como “Maten al León”, “Esas ruinas que ves” y  “Los relámpagos de agosto”, Ibargüengiotia escribió docenas de crónicas y de artículos ubicados en barrios de Coyoacán. Los vecinos del barrio de San Lucas, con doña Alicia a la cabeza, organizan una borrachera cada fin de semana con música a todo volumen, ranchera, disco y salsa. Y el remate. El remate no tiene eme. Es que ese remate, sea a la hora que sea, es con una carrillera de cohetes chinos estallando en el patio del vecindario. “No tienen eme”, diría Joy. JI estaría al tanto de que se trata de una vecina con media docena de hijos y una docena de nietos. Cada año empieza y termina un piso de su casa, motivos suficientes para organizar la borrachera con remate de cohetes. Ella posee puestos de quesadillas en tianguis itinerantes. JI tendría ahí material suficiente. Incluido el título, dijo Feldespato. ¿Ah sí?, ¿cuál crees tú que sería uno bueno? “Doña Alicia en el país de las quesadillas”, dijo él, presumido.


7 de agosto de 2013

Monolingüe sin remedio

TURBOCRÓNICA 8 DE AGOSTO
MONOLINGÜE SIN REMEDIO

MARCO AURELIO CARBALLO

Sin dudas, Feldespato admitió desde siempre la necesidad de leer y escribir en otro idioma. Pero fracasó. Hubiera querido escribir “ha fracasado” y darle otra oportunidad. Sé que habemos los negados para otros idiomas. Y debe haber razones científicas. Aunque ignoro qué clase de consuelo sea ese. Un mal que debe atacar a muchos. Sabía cuándo empezó todo. Con el rock y con las películas. Quería aprenderse las letras de la canciones y acaso tararearlas. Si algún día me encontraba a Claudia Cardinale, a Sofía Loren o a Brigitte Bardot en una rueda de prensa caería a sus pies prosternado y murmuraría en inglés o en francés: “My darling quiero toda la vaina contigo”, frase de moda entonces para declarar el amor de manera contundente. “Contigo, o con usted” porque era muy tímido”. “¿Y qué pasó?”, le preguntó con sorna la Princesa Petunia Flowers. ¿A poco se te olvidó el “my Darling” a la hora de la hora?” Fui de curso en curso, dijo él. De profesora en profesora. Renunciaban de hecho a darme clases. Mi lógica en español era aplastante e inaguantable cuando trataba de aplicarla en el inglés o en el francés. ¿Qué hiciste?  pensé en para qué diablos  gasto energías tratando de leer y de escribir en un idioma que no es el mío. Yo tenía uno y en “ese” habían escrito “Don Quijote”, “Pedro Páramo” y “Cien años de soledad”, así como un puñado de hermosos poemas. ¿Olvidaste el otro idioma? Todavía me di otro chance. El tropezón fue gramatical. Porque si ambicionaba escribir el Quijote II, Pedro Páramo II  o Cien años de soledad II tenía que aprender bien, pero muy bien los intríngulis de la gramática. ¿Y? Y me quedé en los diptongos y los triptongos, en cómo acentuarlos. Cuando llegué al inaccesible y descerebrante “hiato” me dije ahora intentaré de nuevo el inglés. En esas ando.