28 de marzo de 2013

Figuras de la semana


6 291 C.
FIGURAS DE LA SEMANA DEL 1 DE ABRIL
MARCO AURELIO CARBALLO
LOS MALES DE LA CHILINDRINA
La Chilindrina, María Antonieta de las Nieves, informó de que pese a la fibromalgia que padece sigue trabajando. Así que prepara una gira por Sudamérica y a mediados de abril se presentará en Chicago y en Dallas. La fibromalgia afecta el sistema nervioso y produce dolores musculares. “Me repuse pronto”, dijo. “sigo tomando mis nueve medicamentos. Pero se deprime uno con facilidad. Se cansa una mucho. Es delicado. Esto no se quita. Sólo tiene que estar controlado. La terapia es que no deje de hacer lo que a una le gusta. Entre más esté en movimiento, mejor. Me puse gravísima. Le duele a una todo el cuerpo, los ojos, las manos, las piernas. No puede uno hablar bien. No sabe si estar parada, acostada, dormida… Ya lo superé. El doctor dice que este mal le dura a unas personas semanas, a otras seis meses y hay a quienes no se les quita nunca”. La actriz, estrella de “El chavo del ocho” tuvo los primeros síntomas luego de que su esposo Gabriel Fernández Ramírez fue internado cinco veces debido a una neumonía. El trabajo en la telenovela “Amar de nuevo” y los cuidados al marido en el hospital le bajaron a ella las defensas. “No sé si soy muy valiente”, concluyó, “intrépida o demasiado tonta, porque sigo trabajando y hago sacrificios cuando no debía hacerlos por mi salud”.

LAS ENSEÑANZAS DE LA POESÍA, SEGÚN MIRIAM MOSCONA,
PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 2013
Al enterarse de que se hizo acreedora del Premio  Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores, Miriam Moscona (DF 1955), narradora y poeta, declaró: “Estoy feliz, nerviosa, emocionada, agradecida”. Agregó que ahora tiene que encontrar el silencio para bajar la cabeza y ponerse a escribir. Hija de padres búlgaros sefardíes, Miriam Moscona obtuvo el premio con su novela “Tela de seboya”, en cuyas páginas se narra, a partir de la vida de su autora, un viaje de México a Bulgaria en busca de sus raíces, identidad y memoria.  Acera de que sea más conocida como poeta, dijo: “Cada vez me preocupan menos esa divisiones. Además yo no hubiera podido escribir este libro sin las enseñanzas de la poesía. Es la mejor maestra, a riesgo de sonar cursi. Enseguida se nota cuando a un narrador le importa un rábano escuchar las palabras, saber cuánto duran en la boca, cómo se escuchan entre sí. Por maravilloso que sea un argumento, un escritor sordo perderá su historia  si pasa de largo la partitura, el “tempo” de las palabras. El jurado estuvo compuesto por Angelina Muñiz-Huberman, Felipe Garrido y Sergio Mondragón. Este últmo dijo, en cuanto a la decisión del grupo; ”Yo puedo responder por la rectitud, impecabilidad de mis compañeros. No recibimos absolutamente ninguna sugerencia, nada de parte de nadie…” A su vez,  Miriam Moscona, en cuanto a las medidas adoptadas para otorgar los premios literarios comentó:  “Me parece muy bien que cada día estemos más alerta sobre cómo se otorgan los premios, qué factores intervienen, qué asuntos personales están en juego, qué cuentas buenas o malas saldan con ellos. En fin, que quede la transparencia. Eso es algo que le hace bien al país.

DE POR QUÉ RICARDO ARJONA AHORA SÍ RECIBIÓ
UN HOMENAJE DE CONDECORACIÓN
Habla el cantante guatemalteco Ricardo Arjona: “No amo la política. Me desagrada. Entonces estaría terminado al dedicarme a algo que no es lo mío. No lo aguantaría”.  Se dieron cuenta de que no creo en las alfombras rojas y todo eso. Igual me nominan. Pero ya no me nominan porque no soy. Me gusta mucho el Arjona  de a pie, pero el otro, el famoso, si existe, el premiado, me cae mal”. También dijo que  por cuestión de personalidad rechaza los premios y las exhibiciones públicas y que Le costó trabajo aceptar el homenaje que le rindió el gobierno del presidente de Guatemala, Oto Pérez Molina, al otorgarle la condecoración de la orden del Quetzal en grado de gran Collar.
Le dieron la distinción se por su trayectoria por sus aportaciones a la cultura popular guatemalteca y por la difusión de los valores de Guatemala  en el mundo.


PURAS FRASES:
“Cuando vi salir al Papa  al balcón y decir buenas noches realmente pensé que las cosas cambiarían para el mundo”: Sofía Loren, actriz italiana…
“El Papa será argentino, pero dios es brasileño”: Dilma Rouselff, presidenta de Brasil, en declaraciones a los periodistas cuando le preguntaron por la nacionalidad del Papa, quien visitará Brasil en julio próximo…
 “Yo estoy totalmente de acuerdo con la elección que hizo el jurado (del premio Xavier Villaurrutia) al otorgárselo a Miriam Moscona, lo que me parece una injusticia es la forma como se realizó, omitiéndome”: Alicia Zendejas, cofundadora del  premio junto con el crítico Francisco Zendejas y coordinadora de la Sociedad Alfonsina Internacional, que lo convoca.

COLA DE GALLO:
Dispersión: EL expresidente de Perú, Alejandro Toledo, declaró que para enfrentar los desafíos en América Latina está la necesidad de recuperar el capital humano, es decir, a 52 millones de jóvenes latinoamericanos dispersos en el mundo.- Tiendas: El Grupo Sanborns abrirá 104 tiendas del 2018 al 2023 con una inversión de 17 mil millones de pesos, informó Patrick Slim, director general de la empresa.- EL ALFAGUARA: El escritor español José Luis Ovejero obtuvo el Premio Alfaguara de novela, dotado de 130 mil euros con su libro “La invención del amor”, una de las 802 novelas participantes. Se trata de una historia de azares, zozobras, amores peligrosos y quiebras individuales y colectivas ambientadas en el barrio madrileño Tirso de Molina… Más nombramientos: Marisol Schultz: directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; Jorge Volpi, director del Festival Cervantino, y Gerardo Jaramillo, director de la red de librerías Educal. DIMES: El entrenador de boxeo Ignacio Beristáin dijo que a Juan Manuel Márquez se le subieron los humos luego de haber derrotado  a Manny Paquiao y que ese cambio se debe al dinero que ganó y a sus nuevas amistades.- DIRETES: Juan Manuel Márquez (39 años) se dijo asombrado por las declaraciones de su entrenador Ignacio Beristáin y aseguró que “no he perdido piso”. Agregó que ha estado muy ocupado, lo que ha impedido que visite a sus compañeros en el gimnasio. Acerca de su próximo rival dijo que se sabrá en este mes de abril. 

27 de marzo de 2013

Cabeza de pichancha


Turbocrónica
Marco Aurelio Carballo
Cabeza de pichancha
Abelardo Martín Miranda y yo quisimos salir corriendo de aquel cuarto de nosocomio, allá por los años 70 del siglo xx. Habíamos ido a visitar al colega reportero René Arteaga, recién operado de una traicionera peritonitis. La enfermera entraba con una lista de visitantes y René palomeaba o ponía tache  a quienes no deseaba recibir en ese momento. En el palomeo, Abelardo y yo corrimos con suerte. Cuando entramos, René estaba diciéndole a la enfermera que se sentía muy a gusto y que por favor le pusiera un suero de whisky… En un movimiento brusco del paciente vi cómo saltaron agujas y mangueras y una variedad de líquidos y fluidos empezó a mezclarse en el piso. Abelardo y yo dimos voces de auxilio. La enfermera llegó deprisa y se hizo cargo con pericia de la situación. Mientras tanto, Abe y yo nos escabullimos del cuarto, saltando fluidos imaginarios y jurando que la próxima vez íbamos a tener cuidado en buscar el momento propicio para hacerle a un enfermo la visita. Nuestro querido amigo y colega René Arteaga murió días después.
Ahora cuando me dijeron que Abelardo Martín Miranda preguntaba por mí, le abrí la puerta y nos dimos un abrazo. Si él recordó nuestra visita a René Arteaga, guardó prudente silencio acaso para no ser inoportuno. El tenis que practica en el club Inglés le mantiene la piel atezada y aún peina un cabello negro ensortijado. “Colocho”, le dicen por mis rumbos del sur profundo. Tras enterarse de algunos pormenores de mi estado de salud, me extendió un pequeño mueble de madera. Se trataba de un atril adaptado según diseño de él, para leer en la cama. Un regalazazo para un lector empedernido, que no se atreve, convaleciente, a pedir sueros de whisky, si bien ganas no le faltan después de una trepanación. Lo hubiera hecho en otros tiempos y acaso hubiera ganado el mote de “Cabeza de pichancha”, especie de colador allá en el sur.

Feldespato en la pasarela


Turbocrónicas
Feldespato en la pasarela
Marco Aurelio Carballo
Desconcertado, Feldespato observó cómo Angélica desaprobaba esa mañana de invierno de lluvia helada la combinación  de pants y abrigo. “Póngase aunque sea los vaqueros”, murmuró ella. ¿Aunque sea?...
Iban a una consulta médica y, si por ella hubiera sido, y también por la patrona, por la Princesa, él debía vestir de etiqueta. Nunca lo había hecho, ni pensaba hacerlo. La consulta médica  no era ni en Rochester ni en Monte Sinaí.
Él insistió y Angélica hizo un apenas perceptible encogimiento de hombros. Ella nomás obedecía órdenes. En Efecto, si no era porque, prudente, Angélica se abstenía de revelarle de dónde llegaban las indicaciones, Feldespato hubiera pensado que tenía no parecidos gustos a los de la Princesa, sino idénticos.
Entonces a él se le ocurrió: pants, gabardina y crocs. “!No!”, saltó Angélica. “La señora ¡Jamás lo permitirá. ¡¿Cómo se le ocurre?”
Porque era un provocador y porque durante años debió viajar a la tierruca, donde llueve seis meses al año. Es una ciudad desprovista de desagüe y él tenía que cruzar a pie las calles inundadas, echando a perder sus mocasines. Por eso  cuando llegó la moda de aquellos chatos zapatones de colores selváticos se dijo esa moda me acomoda. Entonces Angélica le preguntó: “¿y si la señora se enoja?” “Si se enoja, le recordaré una frase de Saramago”, dijo él. “¿Ya lo leyó?” Angélica estudia enfermería.
“Sí, en la prepa. ¿Cuál de sus frases?”
“Entre más viejo”, decía el maestro, “más libre y, entre más libre, más radical”.
“Viejos cascarrabias” , murmuró Angélica.


13 de marzo de 2013

El viejo Domesticado



Turbo
El viejo Domesticado
MARCO AURELIO CARBALLO

Cuando Feldespato el Misógino le dijo a su media naranja: “Por primera vez en tu vida, Pichona, baja por la puerta de atrás”, ella lo vio de arriba abajo casi casi desdeñosa.
Era como él se defendía de la condición femenina, con ironías o sarcasmos, pero aquella frase podía significar cualquier cosa. ¿Qué se trae este?, pudo haberse preguntado ella, quien no sólo viaja  en automóvil, sino igual en microbús. Feldespato reaccionaba de ese modo harto de la  inicuidad reinante en casa según él en cuanto a la división del trabajo doméstico.
“No hay papel en el baño”, le había dicho él a ella. “Pues ¡pónlo¡”, le contestó su pichona.
Una respuesta así no era nada nuevo para él. Sucedía con las grapas de la engrapadora, con el papel de la impresora, con los focos fundidos, sin manera de hacerla colaborar en eso. Tampoco halló una ironía o sarcasmo apropiado, mientras no leyó el letrero en un microbús, dirigido a los usuarios: “Por primera vez en tu vida baja por la puerta de atrás”.
Se lo dijo la siguiente vez, cuando encontró sin papel la impresora. Entonces ella lo miró de arriba abajo y le dijo: “Estás demente”. ¿Acaso tenía que ser más directo, más claro?, se preguntó ¿Elemental? ¿decirle por primera vez en tu vida, pichona, ponle papel a la impresora cuando te lo acabes? ¿Lo mismo con el papel del baño y con los focos fundidos? Él siempre supuso que la capacidad de deducción te permite leer y “escuchar” entre líneas, valga la expresión.
Hasta que, resignado, o enloquecería de neurosis, reparó en un nimio detalle, su Pichona trabajaba, y dos turnos. No, no pretendía que trabajara tres. Así que el viejo convenenciero resolvió hacerse cargo del papel, de las grapas, de los focos fundidos.  Total lo había hecho ya durante cinco sexenios y pico.


7 de marzo de 2013

LA CAZA DEL PATO


LA CAZA DEL PATO
TURBOCRÓNOCAS
MARCO AURELIO CARBALLO
Era mi segunda noche en el hospital, recuerdo, y estaba atormentado pensando en qué suerte iba a tener con el pato, ese adminículo que se emplea a cambio de las idas al baño. Hay poderosas razones para utilizarlo, pero yo procuré siempre ir al baño caminando.
––Aquí no hay quien lo cuide ––dijo una enfermera, y, si va solo al baño, puede caerse.
¿Tan torpe estaba?
Aún no oía la divisa de las enfermeras. Su lema. Su grito de guerra: “¡Rápidas!, ¡efectivas y amorosas!”
El caso es que si un paciente lograba cazar un pato hacía lo posible por quedarse con él y qué mejor que apretujándolo por la panza con la entrepierna a fin de que no escapara.
El pato era de metal y, que yo supiera, en ningún momento escuché ningún aleteo metálico porque emprendiera el vuelo, harto del acoso...
Se lo conté a mi hijo Mario, quien sonrió, divertido.
-- Y ¿usas el cómodo?, preguntó él.
Ahí sí que ni un paso atrás ––le respondí––. Era sin duda un chunche repugnante. Un aparato de tortura posmoderna.
Andaba pues a la caza del pato cuando la Princesa anunció que se marchaba. Antes vi como que iba a persignarse.
¿Sucede algo?, le pregunté.
––¿Qué crees?, ––dijo ella con una sonrisa enigmática. ¿A quién crees que tienes ahora de vecina? Con la mirada le pregunté ¿a quién?
A una señora de apellido Gayosso.
La princesa tiene un sentido del humor negro que me divierte.