28 de octubre de 2014

TURBOCRÓNICA


TURBOCRÓNICA
De cómo don Quijote cabalga
por el mexicano soconusco
MARCOAURELIO CARBALLO


Estimado Gusgús, rumiando la idea de que tu editorial pida al colega Cervantes Saavedra una saga de volúmenes suficientes con Don Quijote de personaje, justo cuando gobierne la región del Soconusco, la costa de la selva chiapaneca, frente al Pacífico, como lo solicitó él en tiempos remotos. Podría escribirla siendo o no gobernador, aunque imagino riesgos. Uno, el peor, toco madera en mi coronilla semihueca. El peor riesgo es que lo secuestren con todo y Sancho Panza, el  grandísimo bolo de atar, inutilizado para resistir, poderoso o débil, a los gandayas, a causa del  gluglú excesivo de “hincha pie”, nuestro  aguardiente, y también por el engasamiento, fuego y apagón, o sea, en dosis de a caballitos o a pico de botella del chupirul y cartones de cerveza, igual a pico de botella o en vaso, fuego y apagón,  y al perspicuo  Don Quijote, feroz ataque de  gota. Él tendría  ya, sin duda, los huesos desabotonados tras las batallas, de azotones y pongoches, plural de nuestra interjección ¡pongoch!, metáfora creada “de bulto” por Vicente Espejel, que ilustra las caídas, como sabe la gente de mundo, no quienes no viajan. Descabalgado el jinete de la triste figura en una sacudida relinchona de su gallardo rocinante, y, de ñapa, de plus para los gandayas, se lleven a la veintena de dulcineas, una por municipio soconusquense, donde se logran siluetas estilo Sofía Loren, las de tez morena,  y a la Marilyn Monroe, las  de cutis color popusa, aunque ambas de palmito voluptuoso y turgente, gracias a la dieta de mojarras y tamales de chipilín con camarones, y, de postre, mango petacón, caimitos, paterna y caspirol, y plátanos pinusica, tamaño dedo meñique. Quizá las ganancias de la editorial se agoten por el pago de los rescates y la compra de protección a los siniestros esbirros del Crimen S. A. Cedería mis derechos no sea que se lleven a la recua de rocinantes y exijan  más billullo del obtenido con la venta de la saga, aunque sea  bestseller, traducida al inglés y al eufónico dialecto mam, cuyo diccionario está listo.

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