18 de julio de 2009

Sábado 18 de julio del 2009

TURBOCRÓNICAS

Cómo curar el nacionalismo

En mi caso, necesito los porcentajes para hacer cálculos. Me abstengo de publicar un libro hecho al sesenta o setenta por ciento. ¿Qué tantos errores dejé en los primeros por estresado? Quién sabe, porque no los he releído. Si los reedito, los releo. Te reeditan cuando vendes. A lo mejor soy raquitiventas porque los di a publicar cuando iba en cincuenta por ciento de hechura. Así que por lo pronto siento el deber de acercarme al noventa y nueve por ciento. Como cada vez resulta más difícil publicar, entonces las posibilidades de conseguir esa meta suben cada año. Mientras esperas, apastillas, aprietas las frases. Quitas lípidos y excrecencias.

El problema es el tedio tras cierto número de revisiones si trabajas en un sólo libro. Entonces yo lo hago en el número de mamotretos aludidos, en un libro de crónicas y en otro de relatos. Me fastidio de uno y paso al siguiente. Cuando extraño los anteriores, vuelvo a ellos. Así voy acercándome a la meta del noventa y nueve por ciento. Nadie llega al ciento por ciento, y tú lo sabes. No llegaba tu paisa Reyes ni el paisa de Bioy Casares, el maestro Borges, ni Borges mismo. Aunque éste haya dejado pequeños yerros a propósito en sus últimos libros. Quién sabe para qué. Acaso para darle inanes carnadas a sus adversarios envidiosos. Cito a Bioy porque me encantó una frase suya. Nos fascinan cuando piensan como nosotros o de manera aproximada, o nos justifican. Los primeros cuarenta años son los difíciles para un escritor, le dijo Bioy a jóvenes escritores ambiciosos.

A los cuatro o cinco años, empecé a leer narrativa, una noveleta sobre piratas. Pero cometí el error de empezar a escribir a los veintitantos porque nací en el sur. El sur tiene las desventajas económicas de las cuales disfruta el norte, no Monterrey ni Barcelona, donde termina África, dicen los franceses, sino más allá. También tiene la desventaja de medio desarraigarte del sur y mudarte al norte para tener librerías y bibliotecas a la mano. Para curarte el nacionalismo. +

Así que soy hipocondríaco porque si bebo nomás tres pálidos jaiboles a diario quizá el plan de escritura, nueve mamotretos, alcance a concluirlos como anhelo, en noventa y nueve por ciento.


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