22 de julio de 2009

Miércoles 22 de julio del 2009

TURBOCRÓNICAS
La gente feliz no escribe
Conozco bien a colegas como Feliciano. Son casi todos, Gusgús. Prefieren la taberna, y con razón. El estrés mina. El trago relaja. Cuando pones en la balanza aprendo o bebo, esto último vence y pospones lo otro. Para robarle tiempo al trago, siendo periodista, y escribir narrativa, necesitas ser infeliz. La gente feliz no escribe, dice Paul Theroux y Sándor Márai y Ernest Hemingway.

La otra es la soberbia. He conocido a los mejores reporteros de mi promoción. He tenido de jefes a los mejores periodistas de la última mitad del siglo XX. Grandes lectores. Pero no pasan del borrador en cuanto a escritura. Son redactores. Primero por falta de tiempo. Segundo por arrogancia. Tercera porque no les importa. Sólo quieren ser periodistas, pergeñadores del teclazo repentino. Nada los persuadirá de que, escribiendo, pueden ser onanistas contumaces. Satisfacen el ego viendo su nombre y leyéndose cada día. Si descubren errores les vale un diputado porque ese otro día, al teclear, tendrán el vano gozo del conato de masturbación. ¿Por qué todos debieran hacer cuanto hacemos nosotros? Rutila es otro caso. Dice y escribe lo que piensa aunque piense mal. Le falta corregir mucho para pensar bien lo cual se traduce en escribir mejor.

Ese de la imprenta debiera pagarte por haberle hecho su trabajo en tu propio libro. Formarlo. No me atrevo a llamarlo editor. Quién sabe cómo va a compensarte. Si es un canalla, hasta aquí huele, con nada. Estamos igual en el DF. Lo mismo pero a lo bestia. Recuerda, Gusgús, la paga está al escribir. Ese tiempo debemos defenderlo como el Jolopo al peso, sin gañidos caninos.

Quiero llevarte los libros del Taller de ¿hace tres años? Espero no cargar otras cosas para deshacerme de ellos. Ahí tú los repartes. Le escribí a, ¿cómo se llama?... ¡Bilirrubina! Estaba en el DF. Canceló una cita para beber café. No me reprogramó. Aparte de soberbia teme que yo busque un clinch de siete minutos. Para nada. Tiene halitosis. Las chaparritas son buenas compañías en la peda (sic), dice un amigo, porque sirven para sostenerte el trago en la mollera mientras vas a hacer pipí. Así que de vez en vez, de reojo, a Bilirrubina le escrutaba cráneo y coronilla. Haz de cuenta una pelota de fut americano, no a lo ancho, de melón, sino de arriba abajo. Ni para mesita mientras voy al baño, me dije, si pensara como mi amigo. Jamás lo haré. Las feministas me tienen en la mira.


GARBANZOS DE A LIBRO
Malcolm Lowry
“Nunca me sacudí la idea
de que no tenía clase social"

En “Perseguido por los demonios. Vida de Malcolm Lowry”, de Gordon Bowker, (712 páginas, FCE, traducción de María Aída Espinosa Meléndez), el autor de la novela “Bajo el volcán”, publicada en 1947, cuenta que a raíz de su experiencia como grumete en un barco, a los quince años de edad, donde fue humillado, lo acompañó desde entonces el sentido de no pertenecer a ninguna clase social y que “nunca se sacudió de encima ese punto de vista”. Lo mismo se cuenta que Malcolm recibió del escritor Conrad Aiken su opinión sobre unos versos libres del autor de “Bajo el volcán”, según la cual “la libertad llega después del dominio de las formas poéticas no antes”. En el libro hay datos minuciosos acerca de los viajes de Malcolm Lowry, su alcoholismo, sus dos matrimonios, el incendio de su casa y su paso por ciudades, prisiones, cantinas y sanatorios y su misteriosa muerte.

LOS GARBANZOS
“Para seguir adelante hay que leer mucho y ser emprendedor”, dijo Francisco Pérez González, fundador de la editorial Taurus al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo… El escritor mexicano de apellido alemán Francisco G. Haghenbeck declaró que a pesar del dinero que hay en Hollywood 99 por ciento de las películas que hacen son malas, aunque uno por ciento es excelente. El autor participará en la Semana Negra de Gijón, tras publicar su novela “Trago amargo” (Roca editorial), en cuyas páginas hay enojo contra Hollywood porque quisieron comprarle un comic pero le cambiaron y añadieron y “destrozaron mi historia”… A los 79 años falleció en el DF el editor Antonio Ruano, fundador de la editorial Aguilar en México. Nacido en Madrid en 1930, llegó a este país a los 18 años. Tuvo aquí tres hijas y un hijo…Acuse de recibo: “Solar”, número 65, junio del 2009, coordinado editorialmente por Luis Iván Carlos Hernández y editado por el Instituto Chihuahuense de Cultura. Con las firmas de Daniel Sada, José Vicente Anaya, Erandi Montes, Edith Mora Ordóñez, Thelma García, Inet Simental y María Sánchez.



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