15 de julio de 2015

FRAGMENTO 85

Turbocrónicas
FRAGMENTO 85
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)

Soy más partidaria de los remates contundentes y de los giros de timón, que del tirante suspense, lic. Para libros con suspense ahí están los bestsellers y las novelas policíacas y negras y de espías, etcétera, y nada de finales abiertos. Ha oído hablar de eso, ¿verdad? ¿No?... Le cuento. Los personajes tienen su desempeño, su destino y un final. Los finales abiertos, impuestos por modas, existen porque equis perezoso del magín le dejó el remate al lector, o porque temió un final decepcionante o porque no se le ocurrió ninguno. Tampoco deben hacerse concesiones al lector.
Un final disgusta cuando resulta ilógico, y no porque siempre deban ser finales felices o infelices. Sé que los estudios de cine invitan a grupos de gentes, amas de casa, profesionistas, etcétera, y les proyectan una cinta con dos, tres finales y ¡votan! por el que les gusta… y la empresa deja el final escogido por la mayoría… Pero eso es otra cosa. Es una industria. No es arte… Ahora que permitirle a Leo que me dictara un final, me hubiera desquiciado. Él habría sido el último a quien yo le enseñaría un texto inédito. Pensaba dejarle el libro publicado en la mesita de la lámpara de la sala, ahí donde leía su periódico y su revistilla premasticada.


Leo hablaba de escribir un ensayo, como ya le dije, a partir de la idiosincrasia y de la dieta del político y del ciudadano mexicanos. Ni novelas ni cuentos. Pero ¿quién iba a garantizarme que él respetaría la propiedad autoral de un libro mío, acostumbrado a apoderarse de ideas y de tesis ajenas? Nadie de sus conocidos lo imaginaba como autor de novelas o de poemarios. Mas era impredecible respecto a sus actos amorales. Desde siempre manifestó su aversión por los géneros narrativos. Importaban el ensayo y el tratado. Mas tampoco se hubiera opuesto a hacerse pasar como autor de equis novela, estoy segura. El objetivo era el prestigio entre sus colegas. Pero fue menor a cuanto ambicionó.

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