22 de febrero de 2010

TURBOCRÓNICAS
Queremos tanto a don Beto

De cara al océano bebíamos cervezas bajo una palapa seca por el sol, la arena fresca y mullida. Un trovador, guitarra embrazada, se acercó a ofrecer canciones. Alberto pidió “Petrona”. A mi derecha, veía la línea perfecta del horizonte, alterada por los barcos pesqueros. Él celebraba sus éxitos y yo mis fracasos. Cuando el músico moreno y de sombrero de jipijapa había entonado cinco, seis veces la misma pieza, y nosotros consumido un cartón, le dije a Beto, compacto y de barba cerrada, oye, esa canción es istmeña, ¿verdad? Sí, dijo. Mis suegros son de Juchitán y a Hilda le gusta mucho.
En la prepa, él era muy popular por su sentido del humor y por su cálido compañerismo. Nuestra planilla candidata a presidir la sociedad de alumnos perdió ante la del compa Felipe Arellano. Alberto fue ingeniero topógrafo, tuvo un negocio de pollos rostizados y duplicó la fortuna heredada del padre, ganadero.
Durante la prepa, en un negocio de compra-venta de amor con surtido centroamericano, quienes serían el Ing. Alberto de la Torre Matalí, el CPT Guillermo Esquinca Ballinas, el Dr. Ricardo Schell Cortés y otro Ing., fornifollador contumaz, cerveceaban compadreando. Este último habló con la “madama” y ordenó su habitual quintento de pupilas, de una en una. ¡Doña Fulana mándeme la otra!, gritaba. Alberto se apalabró con una anciana, escuchimizada y descalza, vendedora de cacahuates.
Estaba oscuro, contaría molesto el adicto al amor, y que la voy divisando en la penumbra.... ¡“Juelachingá”! Como recién salida de la tumba. ¿Era una broma?... ¡No la amuele!, gritó. ¡Está muy vieja! La mujer de los cacahuates abandonó deprisa el cuarto, acomodándose el fustán. Alberto, Guillermo y Ricardo notaron que, convulsa por la risa, a ella le faltaban los dientes incisivos. Tras el numerito, enrolló los billetes y se los encajó entre sus tetas de abuela arrecha.
Ahora mi amigo ha muerto (1941-2010). No lo veré más en La Mesa Redonda. De viejos, bebíamos ahí jaiboles. Él era feliz porque de una ración generosa de trago hacía dos, riendo “a diestra y siniestra”, su latiguillo. Siempre lo vi como un gran conejo robusto y barbón, panza bien erguida. Aunque en etapas sucesivas lo llamamos el Manzanita, don Pollazo y don Beto. Nunca pude secundarlo en la moderación. ¡Por chucho!, exclamaba él, pues yo pedía whiskies dobles. Para despedirlo, escribí estas líneas, oyendo acongojado “Petrona”.





GARBANZOS DE A LIBRO

Laura Emilia Pacheco
“Aboguemos por la crónica,
género adecuado a nuestra realidad”

Habla Laura Emilia Pacheco: “Uno tiene que cuidar las palabras, las formas del lenguaje, para que el lector entienda lo que se le está diciendo. Si uno se atiene a la fórmula, olvidada del sujeto, verbo y complemento, las cosas fluyen bien (...) Existen muchos aspectos que quedaron inconclusos (sobre el terremoto del 85)... Más que reconstruir hay que rescatar historias de bajo los escombros (...) Nunca he escrito sobre algo que no me interese. No me imagino escribiendo con pereza (...) Me disgustan las clasificaciones rígidas (el respeto por los géneros). Desde niña me ha costado plegarme a un reglamento (...) Mis papás tienen personalidades sumamente fuertes (Cristina y José Emilio Pacheco), pero siempre me dieron oportunidad de elegir. Yo trabajo desde joven... (...) Siento afecto por el pasado pero nunca nostalgia... La vida es el presente. Me emociona más el aquí y el ahora (...) Hay que abogar por la crónica, el género adecuado para nuestra realidad”. Con la aparición de su primer libro “El último mundo” (Mondadori) la entrevistó Erick Baena para el suplemento Laberinto de Milenio.

LOS GARBANZOS
“En América Latina, el paisaje de la literatura escrita por mujeres está ocupado en primer plano por escritoras que no tienen verdadero valor literario”, declaró la escritora argentina María Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938), “y eso distrae de muchas otras que sí son excelentes y profundas”... El Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas (Coneculta-Chiapas) tiene un pabellón en la Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería (del 17 al 28 de este mes) con su acervo editorial, informó el director de Publicaciones, Óscar Wong... Beatriz Escalante presentó su novela “La escuela del amor” (Plaza y Janés) en la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería, acompañada de Evelyn Lapuente y Angélica Rosado.... Acuse de recibo: El Búho, núm. 115, febrero 2010, director René Avilés Fabila, con las firmas de Luis Ortiz Macedo, Luz García Martínez, Jorge Bravo, Miguel Ángel Muñoz, Perla Swartz, Raúl Hernández, Marisa Trejo Sirvent, Jorge Hernández Cruz, Martha Figueroa de Dueñas, Roberto Bañuelas, Víctor M. Navarro, Ulises Velázquez, Luis Fernando Escalona, Patricia Zama, Roberto Bravo, Carlos Bracho, Victor Manuel Camposeco, y otras. Una entrevista de Mario Casasús al dibujante Palomo y textos de los ganadores del III concurso literario de El Búho.

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