20 de noviembre de 2013

FRAGMENTO 7

TURBOCRÓNICAS
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)
FRAGMENTO 7, de “El último Protomacho, Creativo y Perfeccionista en el País de las Colas sin fin y Narices de Mango”, novela de MAC

¿Qué gustos comunes tenía con Leo, lic?... Él preguntaba por lo útil de la literatura. Fuera de sus códigos, nada le era útil... Dirigía la pregunta a su alter ego, a su otro yo. “No sirve ni para limpiarse el trasero”, decía, insistente, el patán, resentido porque se le dificultó leer Cien años de soledad… así manifestaba rencor y venganza contra quienes los disfrutaban.
¿Debió agradecer que no lo retara a leer Ulises, de Joyce? Pude recordarle a Salgari y a Verne. No me importó. Aunque yo no dudaba de la utilidad de la literatura, iba a armar  una defensa sin resquicios, a través de los cuales, Papito Leo colara sus nocivos argumentos. Julio Verne contribuyó al invento del submarino y a la conquista de la luna, le habría dicho. Un profesor citó la hazaña de Robinson Crusoe para explicar un fenómeno económico.
Soy como ciertos jugadores de beis, lic. Juego apasionada, pero me aburre ver partidos.
Como debía acatar órdenes, no dar clases a Papito Leo, me contuve. Es que él acomodaba, revolvía, y aderezaba con sus corrosivos efluvios mentales cuanto leía, para arrojarme el amasijo.
Le había escuchado que el viaje a la luna jamás, nunca, se hizo. El Pentágono montó un video al nivel del inculto y bobalicón telespectador gringo. “Veinte de julio del sesenta y nueve”, dijo Leo. “Todo mundo apendejado ante el televisor viendo la dizque hazaña”. ¡Coño!, gritó el tío Clemente. ¡Qué chingones somos!... ¿Somos, güey?, debí preguntarle. También tus primos, maestro... dijo el Trepamoders. Éramos adolescentes, dijo Leo, y aún no reparaba en cuán regüeyes eran mis primos. Yo quería ser albañil y ellos ¡astronautas! Sí, sí, sí, lic. Papito leo, albañil. Luego le cuento. Sus compañeros callaron. Carecían de información. Leo los aventajaba como leeperiódicos. Sus colegas atendían lo ligado a la profesión. Mientras hojeaban expedientes veían de reojo noticiarios,  o escuchaban la radio.


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