FRAGMENTO 22
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
Alba Lilia
y Yolanda me invitaron a nadar, pero estaba ahíta con dos picadas de abundante
queso fresco y exquisita salsa verde. Además hubiera sentido vergüenza de mi
gastado traje de baño. Ellas ocuparon camastros en torno a la alberca. Vi cómo
se pusieron “una al a otra”, el
bronceador. Una, Alba Lilia, morena clara, y la otra, Yolanda, de piel más
clara. No como el padre, Papito Leo, moreno casi prieto. El sol estaba tierno.
El clima, templado.
“Qué flacas veo a tus hijas…”,
dijo Leo. “Necesitan doble dosis de picadas, las canijas, en el sentido exacto
de la palabra.
Alba Lilia se veía alta
porque era delgada, lic, y Yolanda menos alta y llenita, de tez clara. No se
parecen ni al padre ni a la madre.
La atmósfera veracruzana
animó a Leo a hablar de su época de papelerito. Entonces fue también un
triunfador. Superaba en todo a sus primos. Nunca jamás perdió dinero vendiendo
periódicos. El tío era un canalla ebrio y, entre comillas, madreador de viejas.
El primer día en Córdoba, lic, fuimos a los portales a comer y nos sentamos a una mesa en la terraza, según llama
la Rott a esa sección sobre las banquetas. Él pidió mojarras y el primero de
cinco menyules, preparado con ron y
yerbabuena, creo. Dos mojarras. Tres cubas. Café y pastel de tres leches. Las
hijas, hamburguesas. Yo, ensalada.
“No seas mensa”, dijo él. “En
provincia no lavan bien la verdura. Pide mojarra. Aquí están frescas”.
¿Fresca la mojarra frita? Ni
caso le hice.
Leo iba a media mojarra
cuando se instalaron en la banqueta tres marimberos y la marimba. De traje
negro, camisa blanca y corbata roja. Edad madura. Rostros morenos. Espaldas
encorvadas. En la primera pieza musical, descarnando su mojarra con el tenedor.
absorto y salivando, Leo pegó un respingo. Las tres nos pusimos alerta. ¿Le
habían servido mojarra tilapia y no tenguacaya al gran conocedor? De inmediato
se dirigió al capitán de meseros y luego a los de la marimba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario