TURBOCRÓNICAS
FRAGMENTO 30
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
––El Trepa tiene razón ––dijo
Papito Leo––. Hay endejos con aplomo, Elúdelos. Peligras. La madre prodiga
cariño a sus críos y hace que reconozcan sus limitaciones.
Yo, pico de cera, lic. ––No conozco
a esa esposa camionetuda del Trepa, dijo Papito Leo ––El aplomo, proviene de
sus padres, clase media alta ––dijo Leo––. Forrada y querida, mamó decisión y
falta de complejos. Pero, ni amor ni chunches de lujo la desaendejaron. No
parecía y lo era… ¿Es o no perspicaz el Trepa?
Murmuré algo para no comprometerme. ¿Ignoraba lo
mal que me caía ese gran ca? Sí.
––La esposa le reclamó sus amoríos
con una obrera ––dijo Leo. “Ese es su pex”, dijo el trepa. “Pero soy tu esposa”,
dijo la esposa. “Ese es tu pex”, dijo el Trepa. “¡Y tú mi esposo!”. “Ese es mi
pex”, dijo el Trepa, Ingenioso.
––Solo una cosa ––dijo Leo––.
La parte despreciable de su yoísmo radica en que impide ejercer el mío, joder.
––El Trepa, un patanazo, lic.,
hablaba pestes de la mujer. “Ella bebe agua bendita y zurra ostias”, ––contaba,
para hablar de su catolicismo o de sus formidables tripas.
Al escuchar de las
limitaciones de la ex esposa del Trepamadres
pensé en las mías. La limitación extrema que padecía yo era la de no hallarle
la lidia al güey de Leo. Doña Juanita redujo al miura a su justa dimensión. El
miura es el toro más bravo, dicen, ¿ajá? El que se enoja pierde, manita, me
recordaba la doña, y tu viejo se enoja un montononón…
Siguiendo con las
limitaciones, me pregunté si yo iba a poder con la narrativa. ¿Estaba mejor
dotada para escribir poemas? Escribiré sobre mi experiencia… Si iba a cavilar
en mis temas cavilaría en ese renglón, en el de mis experiencias, no en las
imperfecciones que me atribuyera Leo. ¡Al diablo con sus teorías y agresiones!
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