GARBANZOS DE A LIBRO
“QUIEN
VIVE A SALTITOS IGNORA LO QUE ES EL DOLOR Y LA PROFUNDA FELICIDAD”: ANA MARÍA
MATUTE
MARCO AURELIO CARBALLO
Habla la escritora española Ana María Matute
(1925-2014), Premio Cervantes, que acaba de morir poco antes de que
cumpliera los 89 años: “El tiempo no
existe. Es una invención nuestra. El
tiempo es inmóvil. Está ahí. El paso del tiempo lo pensamos nosotros y, claro,
acaba envejeciéndonos.
La infancia es más larga que
la vida. Quizá es una frase un poquito extraña, pero, quien entiende, entiende.
Yo creo que la infancia es algo que marca para siempre. Aunque quieras olvidarla
no puedes. Y todo lo que has vivido de niño, cuando menos las cosas más
llamativas, las que más han impresionado, perduran a lo largo de los años. Alguna
vez dije que mi infancia fue de papel. Yo empecé a leer en los libros. Para mí
ese fue y sigue siendo el mundo más importante. De modo que recuerdo mi
infancia, la cabeza metida siempre en las páginas de un libro. Siempre viviendo
lo que estaba leyendo. Descubriendo el mundo o lo que creía que era el mundo,
porque el mundo se deforma. E inventaba el mundo que tampoco estaba en los
libros. Lo inventaba y para mí. Mejor que el que vivía. Tuve una infancia de
papel. Lo que más me gustaba y más me ayudó a crear un mundo propio fueron los
libros. Lo que leía era la continuación de la imaginación. Todo lo que se
descubría, todo lo que te revelaba un libro, lo magnificabas luego. Hacías con
eso lo que querías. A los cinco años empecé a escribirlos. Incansablemente
hasta que un día me frenó la vida. Una depresión. Me daba igual escribir como
no escribir. Me daba lo mismo vivir como morir. Seguía teniendo el mismo amor
por las personas que amaba y quería. Aparte de eso todo me era indiferente. Un
paseo terrible por el lado oscuro de la vida, donde nada parece relevante ni
feliz. Cuando me metían en un cuarto oscuro para castigarme en la niñez, yo
veía cosas. Ahí descubrí que sería escritora. Volví a escribir cuando publiqué
“Olvidado rey Gudú”. Lo tenía en un cajón con ruedas que llevaba a todas
partes. A la gran literatura, a la
literatura verdadera, se entra con dolor. Aunque son muy importantes la alegría
y el sentido del humor. El dolor viene de la vida, de vivir. EL que vive
intensamente la vida, el que no la vive a saltitos sabe lo que es el dolor. Yo
sé cómo es el dolor, como sé también lo que es la alegría. La profunda
felicidad.” Dos años antes de que muriera, la entrevistó Juan Cruz para el
diario El País.
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