4 de agosto de 2014

GARBANZOS DE A LIBRO

GARBANZOS DE A LIBRO 
 “QUIEN VIVE A SALTITOS IGNORA LO QUE ES EL DOLOR Y LA PROFUNDA FELICIDAD”: ANA MARÍA MATUTE

MARCO AURELIO CARBALLO

Habla la escritora española Ana María Matute (1925-2014), Premio Cervantes, que acaba de morir poco antes de que cumpliera  los 89 años: “El tiempo no existe. Es una invención  nuestra. El tiempo es inmóvil. Está ahí. El paso del tiempo lo pensamos nosotros y, claro, acaba envejeciéndonos.

La infancia es más larga que la vida. Quizá es una frase un poquito extraña, pero, quien entiende, entiende. Yo creo que la infancia es algo que marca para siempre. Aunque quieras olvidarla no puedes. Y todo lo que has vivido de niño, cuando menos las cosas más llamativas, las que más han impresionado, perduran a lo largo de los años. Alguna vez dije que mi infancia fue de papel. Yo empecé a leer en los libros. Para mí ese fue y sigue siendo el mundo más importante. De modo que recuerdo mi infancia, la cabeza metida siempre en las páginas de un libro. Siempre viviendo lo que estaba leyendo. Descubriendo el mundo o lo que creía que era el mundo, porque el mundo se deforma. E inventaba el mundo que tampoco estaba en los libros. Lo inventaba y para mí. Mejor que el que vivía. Tuve una infancia de papel. Lo que más me gustaba y más me ayudó a crear un mundo propio fueron los libros. Lo que leía era la continuación de la imaginación. Todo lo que se descubría, todo lo que te revelaba un libro, lo magnificabas luego. Hacías con eso lo que querías. A los cinco años empecé a escribirlos. Incansablemente hasta que un día me frenó la vida. Una depresión. Me daba igual escribir como no escribir. Me daba lo mismo vivir como morir. Seguía teniendo el mismo amor por las personas que amaba y quería. Aparte de eso todo me era indiferente. Un paseo terrible por el lado oscuro de la vida, donde nada parece relevante ni feliz. Cuando me metían en un cuarto oscuro para castigarme en la niñez, yo veía cosas. Ahí descubrí que sería escritora. Volví a escribir cuando publiqué “Olvidado rey Gudú”. Lo tenía en un cajón con ruedas que llevaba a todas partes. A  la gran literatura, a la literatura verdadera, se entra con dolor. Aunque son muy importantes la alegría y el sentido del humor. El dolor viene de la vida, de vivir. EL que vive intensamente la vida, el que no la vive a saltitos sabe lo que es el dolor. Yo sé cómo es el dolor, como sé también lo que es la alegría. La profunda felicidad.” Dos años antes de que muriera, la entrevistó Juan Cruz para el diario El País.

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