23 de octubre de 2013

MORIBUNDO SIN SABERLO

TURBOCRÓNICAS

MORIBUNDO SIN SABERLO.TRIBULACIONES DE UN CABEZA HUECA
MARCO  AURELIO CARBALLO (MAC)

para la doctora Bárbara Nettel y para Patricia Zama (a) la Princesa Petunia Flowers, que me salvaron la vida desde dos ángulos: CEREBRO Y CORAZÓN.

Queridos parientes y amigos: el doctor Rodea, de oncología del IMSS, informó, les cuento, el martes 8 de octubre de que pasé del cuarto ciclo al quinto en el tratamiento a base de quimioterapia. Después de 35 sesiones de rayos atómicos de la radioterapia, serán  seis  ciclos de quimio, en principio.  Empecé el quinto ciclo el miércoles 9 de octubre. Cinco cápsulas de temozolamida, un total de 260 miligramos diarios durante 5 días. Descanso 25 días del mes. Y valoran si aguanto otro.
El viernes 11 de octubre me hicieron una resonancia magnética para determinar, el 15 de octubre, si el tumor se fue mucho pal carajo. Eso me lo informaría la doctora Bárbara Nettel. Ella me operó el 23 de enero del 2013. La doctora  ordenó ese otro estudio para el 4 de diciembre de este 2013. Cualquier cosa que signifique eso. Ella es originaria de Tapachula, Chiapas y una prima hermana suya escribe cuentos y ha ganado premios internacionales. Grandiosas señales, ¿eh?
La doctora Nettel dijo que el tumor medía siete punto once centímetros de largo, cinco punto cincuenta y seis de alto y cinco punto cuarenta y uno de ancho. Pregunté su forma. Elipsoidal, dijo. Esa forma, ¿la remitía a cosa conocida? Puso en la pantalla de su compu imágenes de la resonancia  magnética pero no les hallé parecido a nada. Le pregunté a la princesa Petunia Flowers “Parece una chirimoya”, dijo ella, pregunté a qué se parecía la chirimoya. A una guanábana, dijo, o a una piña… En todo caso guanábana o piña fea, dije. Las más feas vistas en mi vida. Cabeza hueca no consiguió el peso del tumor.. ¿Para qué? Para saber cuántos gramos de sesera le había robado el mal.

MORIBUNDO SIN SABERLO

TURBOCRÓNICAS

MORIBUNDO SIN SABERLO.TRIBULACIONES DE UN CABEZA HUECA
MARCO  AURELIO CARBALLO (MAC)

para la doctora Bárbara Nettel y para Patricia Zama (a) la Princesa Petunia Flowers, que me salvaron la vida desde dos ángulos: CEREBRO Y CORAZÓN.

Queridos parientes y amigos: el doctor Rodea, de oncología del IMSS, informó, les cuento, el martes 8 de octubre de que pasé del cuarto ciclo al quinto en el tratamiento a base de quimioterapia. Después de 35 sesiones de rayos atómicos de la radioterapia, serán  seis  ciclos de quimio, en principio.  Empecé el quinto ciclo el miércoles 9 de octubre. Cinco cápsulas de temozolamida, un total de 260 miligramos diarios durante 5 días. Descanso 25 días del mes. Y valoran si aguanto otro.
El viernes 11 de octubre me hicieron una resonancia magnética para determinar, el 15 de octubre, si el tumor se fue mucho pal carajo. Eso me lo informaría la doctora Bárbara Nettel. Ella me operó el 23 de enero del 2013. La doctora  ordenó ese otro estudio para el 4 de diciembre de este 2013. Cualquier cosa que signifique eso. Ella es originaria de Tapachula, Chiapas y una prima hermana suya escribe cuentos y ha ganado premios internacionales. Grandiosas señales, ¿eh?


16 de octubre de 2013

FRAGMENTO 4



Turbocrónicas
FRAGMENTO 4
de “El último Protomacho, Creativo y Perfeccionista en el País de las Colas sin fin y las Narices de Mango”, novela de
MARCO AURELIO CARBALLO


A Papito Leo, ebrio, le pregunté por qué se casó. Pudiste haber seguido tu camino, y yo el mío, le dije. Ay, Petacona, qué cosas dices, dijo él. Algún día iba a casarme. Pudiste esperar a una mujer sin grandes petacas y con mayores prendas intelectuales, insistí. No te azotes. En el despacho todos eran casados. ¿Cómo rezagarme?
¿Estaba don Superbuenasmaneras perdiendo oportunidades de socializar en pareja? Nada. Mentira. Se reunían sin esposa. Los viernes a beber porque sí y los sábados a ver el boxeo.
Él y sus amigos disponían de una mesera abusada gracias a los electrochoques que le aplicaban, vía las torturas mentales. Eso sí, con permiso para ir a comprar cigarros, hielo o trago…
El primer infarto, el cerebral, le dio a Papito Leo durante los minutos de una salida mía a la esquina, corriendito, a comprar hielo. Me regañaba, iracundo, si no tenía al alcance la parafernalia completa de su borrachera a tope. Olvídese del corriendito...
Hacía las compras cuando ya estaban todos, o lo ponía de mi sueldo. Si cualesquiera de ellos sacaba el dinero de su bolsa, al ver que yo atrasaba el cumplimiento de ir a la esquina por lo que fuera, Papito Leo me daba el dinero simulando una generosidad inexistente. En esas compras, me quedaba con el cambio para recuperar algo. Humillante.
Gracias a los Gandini, a la vecina, y al exfutbolista restaurantero, su exmarido, argentinos que aparecieron en el reducido panorama desértico de nuestra vida, gasté ya sólo en cubitos de hielo. La vecina nos informaba de que habían llegado las vituallas. Así las llamaba, vituallas y hubiera alcanzado como para un batallón de agotados guerreros hambrientos.
Leo y el señor Gandini fijaron un día quincenal, uno antes de la cita con los amigotes de papito porque así convenía a Leo. Esos amigos llevaban su propia botella de vodka o de whisky porque no todos bebían cubas con pécsis, y si hacían el intento o la finta de cooperar para la compra de la botana, Papito  Leo lo impedía.
Al acabarse la botella, yo iba a la tienda por otra, previo pago, y por cigarrillos y papas y pistaches.


9 de octubre de 2013

NIDO DE ERRATAS

TURBOCRÓNICAS
MAC
NIDO DE ERRATAS



Maestro Gonzalí: fue un error, y podría agregar “de dedo” o “dedazo”. Al descubrirlo una ola de neurosis me cayó encima. ¿Cómo era posible semejante calamidad? “Calma”, dijo la Princesa Petunia Flowers, con vela en el entierro porque me hace el favor de enviar las turbo y, según el trillado refrán: “Tanto peca el que mata la vaca” etcétera… Corrí a expurgar el tercer fragmento de mi mamotreto, y ahí estaba el piojo, la execrable garrapata. Quinto párrafo primera, línea: “El terremoto no es simple reacomodo de las capas teutónicas… etcétera. ¿Cómo escribí teutónica y no tectónica? Increíble. Si no reconocía el error responsabilizaría a la Princesa, nada caballeroso. O acepta la errata o la corrección de una palabra bien escrita! Imposible. La ola de neurosis me ahogaba. ¿cómo sacudírmela? Ni justificación ni argumentos. Negué mi culpa. ¿Cómo demontres no saber que es tectónica si procedo de zona sísmica? De recién nacido, casi, casi me vomitó el volcán Tacaná. Los temblores mecían mi cuna.  En lugar de termómetro me checaban (del verbo to check) con la escala de Nercalli). ¿Cómo no saber de lo teutónico si mucho de la tierruca ha sido teutón gracias a la colonia alemana, y porque supe de las familias Newman Luethe Henkel, Edelmann, Schlamme, Sell, y de mis autores favoritos: Gunther Grass Thomas Bernhard, Thomas Mann, Henrich Boll, Herman Hese, Herta Muller, Nietzsche, etcétera.

Volví a la compu por mi defensa. Lo que fuera para justificar la errata. La letra “t” está cerca de la “u” pero no de la “c”. Ya no te tortures, decía, buena onda, la Princesa. Mientras yo graznaba que un jefe de redacción me habría corrido, dudando de mi cobertura de terremotos en tres países. La Princesa me arrancó una sonrisa al recordar el título “Nido de Erratas” y también la anécdota según la cual el equipo de correctores de una editorial propuso publicar en cada ejemplar el epígrafe: “En este libro no hay erratas” y cuando se publicó en el primero apareció “eratas” en lugar de “erratas”.         Tú mismo dices: no hay texto perfecto, dijo ella. Pero hay de imperfecciones a imperfecciones, dije.

2 de octubre de 2013

FRAGMENTO 3 de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”


Turbocrónicas
FRAGMENTO 3 de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de

MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)

Vivíamos los años posteriores al terremoto del ochenta y cinco. El ochenta y siete, el ochenta y ocho… Mi madre se asustó. Quería regresar a Comitán, Chiapas, o mudarnos a otro estado, porque también tiembla en Comitán. Ella hablaba poco de sus parientes y cero del pueblo. Después se le pasó el miedo y el tiempo de la posible huida. Papito Leo no quiso ni oír hablar de que ella viviera con nosotros. Está bien, dijo, de repente. Tu madre, tú, el Trepamoders y yo. Leo y su primo falso, el Trepamadres, habían vivido juntos de estudiantes en la colonia Portales, lic. Así que, recién casados, quiso negociar, ¿ajá? Mas respecto a vivir con el Trepa yo no iba a ceder… Además el Trepa vivía con su segunda vieja, como nos llamaban ellos dos a nosotras.
Me dolió dejar a mi mamá porque se le bajaron las defensas. El terremoto debió generarle negros pensamientos. Una puede morir al girar una esquina, mas en un terremoto aterroriza morir aplastada, asfixiada, hundida en una grieta.
Recuerdo que ebrio, Leo soltó esta frase:
No es simple reacomodo de las capas teutónicas como respuesta al ajuste de la maquinaria cósmica, es poda, tijereteo a ciegas de una fuerza superior que le devuelve a los terrícolas la puta memoria, haciéndolos hincarse y clamar piedad, a los culéis. Eso sí, agregó, haciendo cola, hincados
Si acepté casarme antes que morir en un sismo, hice mal. Lo sé. ¿Por qué el apremio? Mas ¿fue un impulso? Los impulsos ayudan a empezar a escribir una historia, según sé, no a conservar ningún matrimonio. Para casarse, aprendí tarde, hay que pensarle un poco. Aunque enamorada no le piensas, según sé por lo que he escuchado y visto. Es que yo no estaba enamorada, lic.