26 de agosto de 2014

FRAGMENTO 46

TURBOCRÓNICAS
FRAGMENTO 46
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)


La secuela del infarto le importó a Leo un diputado matraca. Bebía y comía como treintañero y con el mismo espíritu chingativo, perdón, contra su familia, observamos los últimos días que vivimos en su apartamento. Había abandonado el asado y la chistorra para engullir pizzas de anchoas y de chorizo... En las reuniones, el Trepamadres se daba las libertades de siempre como alburearlo y llamarlo Leoncito. Leo se retorcía de risa. El Trepa accionaba el pico y si Leo reía, reían los demás. Abogados todos de distintos despachos.
––¿De qué prefieres tu pizza, Leoncito? ––le preguntó, recuerdo, el subnormal del Trepa––. ¿Chorizo de español o chorizo de mexicano, ca/?
Leo se lo quedó viendo a los amigotes y la sirvienta, yo. Luego soltó una risotada como chisporroteo de cuba con pecsi. Solo entonces rieron los otros.
––Chorizo mexicano ––dijo Leo––. Es fresco y combina bien con el tomate y con el queso. El otro es demasiado seco y duro.
––¿Te parece más duro el chorizo del español?
––Ya, ya… No vulgarices la charla.
––Tienes razón, ca/.
Yo me ponía a lavar platos con el chorro de agua bien abierto.
El Trepamadres se chupaba los dientes al terminar de comer, y se servía un vaso de agua, se enjuagaba la boca y ¡se tragaba todo! ¿Por qué no lo hacía en el baño? ¿Por qué lo toleraba don Superbuenasmaneras? Para rematar, el Trepa se picoteaba la dentadura con un palillo. Estaba de moda su uso, decía él. Moda permanente para gañanes, me decía yo. Se sonaba la nariz sentado a la mesa…
Al descubrir sus largas uñas en los dedos meñiques, me estremecí de náuseas. ¿Cosa de masones? No, que va... El Trepa quiso aprender a tocar la guitarra en la cárcel, según Leo. Ahí le robaron dos. Papi ya no le compró la tercera. Fue cuando se dejó crecer las uñas. Ahora son  para escarbarse los oídos.


A veces me pregunto, lic, si cuanto le platiqué a Hércules sobre el trato neurótico de mi marido a nosotras le despertó el deseo de ajustarle cuentas a nombre de mis hijas y mío. ¿Qué otro móvil pudo haberle animado? ¿Fue una reacción de último momento por la actitud de Leo, cualesquiera de las que acostumbraba? El plan de Hércules era rehacer su vida junto a doña Juanita. Descreo de que se le haya ocurrido despejar el camino para quedarse con nosotras, al no encontrar a su Juana en el apartamento. Limpias de polvo y paja, por decirlo así, y él empezando de cero con paloma nueva, lo cual es un decir, y con apartamento propio.

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