25 de agosto de 2014

Carballo, periodista y escritor, Mario Ruiz Redondo

Artículo publicado por Mario Ruiz Redondo en el diario Cuarto Poder de hoy 25 de agosto, que se edita en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas


Carballo, periodista y escritor

En Redondo - Mario Ruiz Redondo

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Marco Aurelio Carballo López, tiene un gran mérito para mí, al haber sido el primer tapachulteco en incursionar exitosamente en las grandes ligas del periodismo nacional. Es el pionero indiscutible, sobre todo en su arribo a las filas de la Redacción de Excelsior, seguido de cerca a principios de la década de los 70, por otro extraordinario colega, Rodolfo Guzmán García, quien entonces figuraba en el periódico más antiguo de la ciudad de México, El Universal.
Eran mis días de estudiante de Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando Marco Aurelio formaba parte del equipo de periodistas de primera plana del “Periódico de la Vida Nacional”, al que ingresó en 1969, luego de haber sido “hueso” o auxiliar de Redacción en El Diario de México, a partir de 1964 y hasta reportero de la agencia de noticias PIMSA en 1966 y de El Sol de México y El Heraldo de México en 1968.
Quehacer en los medios impresos de comunicación de la capital del país, extendido hasta ahora 50 años, en el que ha logrado realizar el sueño de todo periodista, de ingresar al mundo de la Literatura y crear un libro, como Carballo López, al convertirse en escritor y recibir en 1994 el Premio Chiapas de Literatura Rosario Castellanos y el Premio Nacional de Novela Luis Arturo Ramos, en 2010.
Nació el 20 de septiembre de 1942, en la ciudad más importante de la Frontera Sur de México, donde estudió hasta la Preparatoria, para emigrar al Distrito Federal e ingresar a la Facultad de Economía de la UNAM, en la que cursó hasta el tercer año de la carrera, para abandonarla y encontrar su verdadera vocación en el mundo de las letras.
Como paisano, sabía de la existencia de Marco Aurelio, pero aún no tenía el gusto de ser su amigo. Lo empecé a tratar poco tiempo después de que en noviembre de 1974, me incorporé a las filas de El Universal, con la ayuda de Rodolfo Guzmán García.
Recuerdo que una noche de aquellos días regresaba de la Universidad, y le llamé a la Redacción de El Gran Diario de México. En una visita a Tapachula, había coincidido en una reunión de amigos con Rodolfo, quien al enterarlo que estudiaba Periodismo, me dio su tarjeta y me retó a que cuando estuviera listo, le hablara para que me recomendara en El Universal.
Me preguntó, que si seguía estudiando la misma carrera y al contestarle positivamente, me dijo: “Para periodista no se estudia, mírame donde estoy y no estudié Periodismo. Ya ponte a trabajar huevón”.
Bueno, le manifesté, por eso te llamo, para pedirte ayuda. Su respuesta fue inmediata: “Te espero en una hora en la Redacción. Ah, pero tienes que venir vestido de traje, formalito, con corbata”.
En ese momento me puse el único que tenía, de color negro, y sin más de lancé a la carrera para abordar el tranvía que pasaba sobre la avenida Baja California, a dos cuadras de donde vivía, en Medellín y Tehuantepec, colonia Roma Sur. Llegaría puntual a la cita, ante la sorpresa de Rodolfo, quien estaba seguro que no iría porque creía que no tenía traje.
Al día siguiente estaba ya en las filas de El Universal, con la venia de quien sería un extraordinario amigo, Mario Aguirre Rosas, Jefe de Información. Mi primera nota fue de primera plana, sin firma, porque así se acostumbraba con los novatos, pero a los seis meses tenía la suplencia semanal de la Fuente de Presidencia de la República, que me permitió conocer al Presidente Luis Echeverría, con quien, por cierto, tuve el gusto de desayunar y conversar durante cuatro horas, en su casa de San Jerónimo, al día siguiente de presentar mi renuncia como Director de Diario del Sur, de Tapachula, en junio de 2007.
Un día, mi buen amigo Rodolfo Guzmán García, se cruzó al edificio de enfrente, el de Excelsior, que por aquellos días se había ganado a pulso el ser reconocido como “La Catedral de Periodismo en México”, a la que todo reportero aspiraba llegar, pues también era el periódico de mayor prestigio e influencia en América Latina.
Fui a visitarlo al poco tiempo de su partida, para reiterarle mi agradecimiento y respeto. Ahí, en la Redacción me tomaría del brazo y me llevaría con Marco Aurelio Carballo López, de quien afirmaría que se trataba del mejor periodista chiapaneco hasta ese momento. Sería un encuentro muy afectuoso con el “Príncipe Lacandón”, como lo había bautizado la también brillante colega oaxaqueña, Perla Xochitl Orozco, del “Núcleo Radio Mil”, en esos días la más importante Corporación en el ámbito de las noticias y programación musical.
Marco Aurelio y Rodolfo, saldrían de las filas de Excelsior, como parte del equipo del entonces director Julio Scherer García, quien sería reemplazado por Regino Díaz Redondo, el 6 de julio de 1976.
El autor de este espacio, llegaría al Periódico de la Vida Nacional en septiembre de ese año, invitado por Regino, vía otro paisano, amigo y muy estimado colega, Roberto Rodríguez Baños –nacido en Villa Comaltitlán-. Ahí permanecería hasta diciembre de 1983, siendo socio de la Cooperativa y Jefe de Información, pero sin que los lazos de amistad con Carballo y Guzmán, se afectaran en lo más mínimo.
Seguiría su camino profesional Marco Aurelio, en la revista Proceso, como reportero, en el segundo semestre de 1976. Sería en 1977 cofundador del periódico unomásuno, donde fungió como Jefe de Información y corresponsal de guerra en Nicaragua, para después ser designado en 1980, representante del matutino en España.
A su regreso a México en 1981, Carballo ingresó a la semanal Revista Siempre! en la que fue Jefe de Información hasta 1997, bajo el mando de su director, José Pagés Llergo, compaginando esta actividad como Director de Información de El Nacional, de agosto de 1994 a agosto de 1995, así como en 1996, editor de la revista mensual de Nacional Financiera, Nafinotas, en 1996. Fue también Subdirector Editorial del semanario Época, de enero de 1998 a septiembre de 1999.
Toda una trayectoria periodística, que en 1997-1998, le es reconocida con el Premio Nacional de Periodismo e Información (Entrevista), y el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo (Crónica). Tarea que continúa como colaborador en los semanarios Siempre!; Punto y Aparte de Jalapa; en las revistas mensuales El Búho y gente Sur y otros medios impresos.
Medio siglo de permanencia en el periodismo y la literatura nacional, en la que marco Aurelio Carballo López ha publicado 23 libros, a partir de 1976: “La tarde anaranjada”; “Historieta de la Carmelita descalza que engatusó a Feldespato el cándido y otros cuentos”; “La novela de Betoven y otros relatos”; “La tarde anaranjada y los cuentos negros”; “Polvos ardientes de la segunda calle”; “Crónica de novela”; “Autobiografía De Cuerpo entero”; “En letras se rompen géneros”; “Los amores de Maluja y otros cuentos” y “Mujeriego”.
Asimismo, “El cuaderno Mario (pero no Vargas Llosa) y Bruno (pero no Giordano); “Una triste figura y otros relatos”; “Vida real del artista inútil”; “Muñequita de barrio”; “Diario de un amor intenso”; “Manual del narrador. Claves para aprender a escribir”; “Novios en la barra y otras minicrónicas”; “Mamá estaba loca y otras turbocrónicas”; “El último tranvía”; “Soconusquenses. Crónicas y semblanzas”; “Morir de periodismo”; “Sin novedad en el Metro y otras turbocrónicas” y “Últimas noticias”.
Una obra literaria de Carballo, que incluye también 10 cuentos en antologías: “Los siete pecados capitales”; “Memoria de la palabra, Breve Antología”; “Ruptures”; “Antología del cuento chiapaneco”; “Cuento erótico mexicano”; “Tercer Festival de Escritores Chiapanecos Juan Bañuelos”; “Cuentos mexicanos”; “El cachuco ronco”; “Chiapas en la literatura del siglo XX”: Visión de sus narradores” y “Un printepems torride” (“Primavera ardiente”).
Además del Premio Chiapas de Literatura Rosario Castellanos y los Premios Nacionales de Periodismo, mi amigo y colega Marco Aurelio, ha recibido Mención Especial en el Concurso de Cuento La Palabra y el Hombre, de la Universidad Veracruzana, en 1978; Mención en el Concurso Hispanoamericano de Cuento 1979; Mención Honorífica en el Primer Concurso Nacional de Cuento Ciudad de León, en 1987; Tercer lugar en el Concurso Nacional de Cuento la Guadalupana y el Premio Nacional de Novela Luis Arturo Ramos 2010.
Infatigable en su andar literario, trabaja actualmente, con el apoyo de su incondicional esposa Patricia Zama y de sus hijos Mario y Bruno, en tres novelas inéditas, dos libros de cuentos, un tomo de su diario personal y cinco tomos de crónicas.
Y por si se dudara de su deseo de retribuir con sus conocimientos a la tierra que lo vio nacer, de 2003 a 2006, impartió su Taller de Narrativa, en la Casa de la Cultura de CONECULTA en Tapachula, el cual trasladó a Tuxtla Gutiérrez de 2007 a 2008.
Volvería de 2009 a 2012, a compartir su experiencia con sus alumnos, con quienes editaría un libro, para suspender sus clases en 2013, afectado por un grave problema de salud del cual salió adelante, aunque no totalmente, pues sigue en tratamiento, para retornar con muchos ánimos a partir de junio, hasta este 23 de agosto, en que anunció a los talleristas que se suspendería el curso que imparte, ya que en el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, le habían informado desde Tuxtla Gutiérrez, que no estaban en posibilidad de continuar pagando sus honorarios, así como su desplazamiento por la vía aérea desde el Distrito Federal, su hospedaje y alimentos.
De inmediato, sus alumnos han considerado enviar esta misma semana al director general de CONECULTA Chiapas, Juan Carlos Cal y Mayor, así como al gobernador Manuel Velasco Coello, su solicitud para que el maestro Carballo continúe impartiendo sus valiosos conocimientos en materia de narrativa.
Lo cierto, es que mi admirado y muy respetado colega y amigo Marco Aurelio Carballo López, ha realizado en
esta última fase de su Taller de Narrativa, un gran esfuerzo intelectual, físico y humano, para sacar adelante a sus alumnos, por lo que bien harán el mandatario estatal y el titular del Consejo, en reconsiderar esta situación, ante la valiosa presencia del laureado periodista y escritor tapachulteco, en bien de la cultura en la Frontera Sur de México.
Honor, a quien honor merece. Gracias Marco Aurelio por el afecto de siempre y la oportunidad de convivencia enriquecedora durante tu visita del fin de semana, que esperemos pronto se prolongue con el apoyo de quien gobierna en Chiapas.
*Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013
mrredondo@prodigy.net.mx

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