19 de septiembre de 2012

TURBOCRÓNICAS



Beca para leer basura

Me gusta Tuxtla, Pollo Borrás, no para trabajar. Me encanta la cafetería Avenida. El Taller de Narrativa no es trabajo y hago periodismo a mi gusto. Trabajar con políticos son vivencias, sí, como fue tu caso. Siniestras, ¿eh?
Desecho la boñiga de la red. Si no, en medio siglo lamentaré haber perdido tiempo chateando, feisbukeando, twiteando.
Hay un apartado en un blog que difunde mis textos y gano pisto, aunque ni sé vender ni cobrar. Lo publico hace tres años y hace nueve meses mi hijo Mariolín descubrió que recurriendo a cierta oferta ganaría un centavo de dólar por cada click de cibernauta. Llevo 2.83 dólares. El costo de un café y pan tostado. Podré cobrarlos si acumulo diez, tras cumplir los requisitos, ¿caminar de manos tres días?
A diario corrijo en pantalla hasta cuatro turnos. Publico catorce columnas al mes (mi comida) y reviso de veinte a treinta cuartillas del mamotreto en marcha (mi postre).
Leo tres periódicos, veo y escucho noticiarios. Si leo en un café quiero checar en casa, del verbo to check, el significado preciso de ciertas palabras. Hago listas. Tengo decenas porque se me olvida buscarlas o cambia mi interés por otras. No leeré libros en pantalla, creo. Analizo el tema con mis hijos y con Petunia Flowers, quienes leen ya en el Kindle. Hablan maravillas del chunche. Decidiré entre ese y el iPad.
El K tiene un diccionario chafa, ni el de la RAE ni el de Mejicanismos,  que busco en la red. En casa consulto los de filosofía, psicología, aztequismos, etcétera. Podré meter al iPad  un texto y corregirlo en el café o viajando. Podría pergeñar una Turbo o un relato.
Los amigos mandan chistes. Debo leer noventa y nueve mediocres para sentir las cosquillas con uno. ¿Lo sabe el patoso? Tengo decenas sin abrir  en espera de una beca para leer correos. Al Rayo Macoy le mandaban rezos, cadenas. Por piedad, gemía, no más. René Avilés Fabila los abre todos, dice. Cada escritor es un mundo.
Un sodomita del norte  pidió el envío gratis de mis textos para su portal. Otro del sur con portal y revista impresa pagó una colaboración nomás. El viejo truco del mercachifle transa. Otro  me dice sobre qué escribir. Los caza-talentos se la pasan diciéndote qué hacer. Lo hacían mis padres, profesores, amigos, novias, hijos. ¿Me verán indeciso?
Si viajas al DF, avisa, Pollo. A veces veo al profe Rojas Arévalo en la cafetería de la Gandhi.

1 comentario:

  1. http://analisisafondo.blogspot.mx/2012/09/marco-aurelio-carballo-el-reporterismo.html

    Marco Aurelio Carballo, del reporterismo a la literatura
    Marco Aurelio Carballo, el colega periodista con quien se inició una generación de reporteros que dio lustre a Excélsior, "El periódico de la vida nacional", y al periodismo de habla hispana en el mundo. Periodismo de investigación sin grabadora y con un puño de cuartillas dobladas en cuatro, esa generación dominó el periodismo de investigación, prácticamente abandonado, y diría que despreciado en la actualidad de las comunicaciones.

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