FRAGMENTO 56
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
En resumen, lic, para Hércules
el pelotazo a Papito Leo pudo ser desquite fulminante contra mi marido. Un estraik al corazón, y deseo de complacerme. En
cuanto a mí descargué de súbito el saco hinchado de mañas, sostenido
veintitantos años. Claro, con el paso del tiempo intenté sacudírmelo, ¿ajá? No
te aligera ignorarlo. Ignoras la carga, aunque su repercusión, encorvarte poco
a poco, lo recuerdas cada mañana ante el espejo. Divorcio o suicidio te
libera...
Sí, pensé en cargármelo, pero
a manera de ejercicio imaginativo. Dicho así, lic, esa frase ¿puede ser
utilizada en mi contra? Sería del nabo, como dice la inefable Juanita mi
compañera de trabajo y la ex inolvidable de Hércules. Procuraré callarlo, no
decirlo a nadie más, lic, aquí entre nos. Aunque el verbo “cargar” en este caso
me fascina. “Matar” no tiene jiribilla.
Sí, pasó por mi mente la idea
de cargármelo a manera de ejercicio imaginativo, y porque tienes que eliminar
esa posibilidad o te pones manos a la obra con determinación y sin premeditarlo,
supongo, en caso de que yo fuera una sea de esas, de las autoviudas... También quise
convertirme en la ficción ser la señora Bovary soconusquense.
Hércules no buscaba quién se
la debía, sospecho, sino quién le pagaba. Para Hércules la mala onda de doña
Juanita fue el abandono, y nunca jamás sabrá él si lo encarcelaron por culpa
del rey soplón, de su rey, el rey de ella, Juan Carlos, porque éste pudo llevarse
la verdad a la tumba y se la llevó.
Un tendero, Juan Carlos, ex amante de doña Juanita, Juana en el ambiente del baile, y el contrabandista
Hércules. Un trillado lío de faldas, lic. Juana, Juan Carlos y Hércules. ¡Y que
me aparezco en escena! Ella podría acusarme de respirar por la herida, como se
dice, al enterarse de mi enredo con Hércules… Mientras Hércules le dejó a su
Juana una maleta repleta de dólares dizque para las emergencias. De Juan Carlos
ella nomás recibió la imposibilidad de tener hijos.
Mas doña Juanita es culpable de ciertas marrullerías.
Aunque no tenga pinta de marrullera Marrullerías de mujer astuta, ¿ajá? A Hércules
Le dio atole con el dedo, como dice la frase hecha, durante unos veinte años y atole con el dedo por
teléfono, je, je.
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