Turbocrónicas
¡GULP!
Marco Aurelio Carballo
Para Rafael Cardona Sandoval
Cualquier persona que haya vivido diez o más sexenios
debe haber enfrentado situaciones peliagudas. Feldespato ha vivido unas
cuantas: en terremotos, incendios, inundaciones, la guerra antisomocista,
etcétera. Sin embargo no había emitido la onomatopeya “¡gulp!” y sí quizá mua,
mua. ¡Gulp! Le parecía una palabreja egresada de las tiras cómicas. Por fin
hace poco la emitió dos, tres veces, y dejó de hacerlo en cuanto el radioperador
le prohibió moverse.
Hombre, quiso justificarse.
Sólo es una onomatopeya de tira cómica, ni siquiera cabeceo violento estilo Chicharito
para meter un gol con la cadera zurda. Vamos, joven, diría, sólo tragué saliva.
Claro, a partir de entonces traga saliva antes de entrar a su sesión de
radioterapia. Un ¡gulp! innecesario podría desviar el haz atómico a un sitio vulnerable.
Como Feldes gusta de las pesquisas en el lenguaje, supuso que alguna vez sería
felicitado en caso de hallar una onomatopeya jamás dicha o escrita. Pero,
¿cuál? Por ejemplo, ¿cuál será la de tragar camote? Como se ve, tampoco es muy
serio en sus investigaciones. Pero necio sí. ¿Quizá está ya descubierta, y es
“¡regulp!” Bah, pensó, en la sala de radioterapia podrían carecer de gusto por
el lenguaje y a cambio de la amonestación recibir un zape tronado.
Así lucubraba en la sala de
espera, feliz de haber descubierto el título de esta Turbo, aunque lo estaría
más si tuviera el final. Porque sólo le faltaría el desarrollo, lo de en medio.
No pasó ni un minuto cuando lo tuvo, como si su ser superior hubiera resuelto
ayudarlo. Un chico estaba diciéndole a una señora: “Dicen que la radioterapia
afloja la dentadura…” Eso ya sería el colmo, se dijo feldespato, a quien ni el
pelo se le caí como se lo tumbó un brandy rascabuche en su juventud loca. Bueno,
¿y cuál de las dos onomatopeyas procedía? Una tercera, “¡recontragulp!”, sin
duda”, masculló, apretando sus preciadas muelas de coyote.
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