1 de mayo de 2013

¡GULP!


Turbocrónicas
¡GULP!
Marco Aurelio Carballo

Para Rafael Cardona Sandoval

Cualquier persona que haya vivido diez o más sexenios debe haber enfrentado situaciones peliagudas. Feldespato ha vivido unas cuantas: en terremotos, incendios, inundaciones, la guerra antisomocista, etcétera. Sin embargo no había emitido la onomatopeya “¡gulp!” y sí quizá mua, mua. ¡Gulp! Le parecía una palabreja egresada de las tiras cómicas. Por fin hace poco la emitió dos, tres veces, y dejó de hacerlo en cuanto el radioperador le prohibió moverse.
Hombre, quiso justificarse. Sólo es una onomatopeya de tira cómica, ni siquiera cabeceo violento estilo Chicharito para meter un gol con la cadera zurda. Vamos, joven, diría, sólo tragué saliva. Claro, a partir de entonces traga saliva antes de entrar a su sesión de radioterapia. Un ¡gulp! innecesario podría desviar el haz atómico a un sitio vulnerable. Como Feldes gusta de las pesquisas en el lenguaje, supuso que alguna vez sería felicitado en caso de hallar una onomatopeya jamás dicha o escrita. Pero, ¿cuál? Por ejemplo, ¿cuál será la de tragar camote? Como se ve, tampoco es muy serio en sus investigaciones. Pero necio sí. ¿Quizá está ya descubierta, y es “¡regulp!” Bah, pensó, en la sala de radioterapia podrían carecer de gusto por el lenguaje y a cambio de la amonestación recibir un zape tronado.
Así lucubraba en la sala de espera, feliz de haber descubierto el título de esta Turbo, aunque lo estaría más si tuviera el final. Porque sólo le faltaría el desarrollo, lo de en medio. No pasó ni un minuto cuando lo tuvo, como si su ser superior hubiera resuelto ayudarlo. Un chico estaba diciéndole a una señora: “Dicen que la radioterapia afloja la dentadura…” Eso ya sería el colmo, se dijo feldespato, a quien ni el pelo se le caí como se lo tumbó un brandy rascabuche en su juventud loca. Bueno, ¿y cuál de las dos onomatopeyas procedía? Una tercera, “¡recontragulp!”, sin duda”, masculló, apretando sus preciadas muelas de coyote.




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