Turbocrónicas
FRAGMENTO
13 de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas
sin fin y las narices de mango”, novela de
MARCO
AURELIO CARBALLO (MAC)
Mi mami anhelaba, pues, verme de universitaria, lic,
no de casada. Prefería mantenerme a ser yo la mantenida. Mas lo fui y a cambio
le tuve a Leo sus mojarras y le compré su ron y pecsis y lavé sus trusas.
Pobrecita de mi mami, pues mis tareas no terminaban ahí. Le faltó enterarse de
mi paseo desnuda. Criada y teibolera en casa sin que su yerno encajara nunca
jamás un billete en mis chones... Ella era intuitiva y presintió mi desgracia.
Así que le prometí que esperaría para tener hijos, una vez convencida yo de
que… ¿de qué?, ¿del amor de Leo?, ¿de que ya no iba a llamarme fundillona?
Quiero tener nietos, dijo mi
madre. Eres mi gran preocupación, pero si tienes hijos quizá ellos te
desplacen.
Lo decía para estimularme a
engendrarlos fuera quien fuera el padre, quise creer. Pobrecita, porque la
profesora Natalia Ruiz Ruiz no conoció a sus nietas y no me hubieran
desplazado. Mi madre iba a tener siempre un rinconcito para mí. Ay, lic, qué
cursi.
Resultó fácil convencer a
Leo de que esperáramos el encargo de nuestros hijos. De ninguna otra cosa logré
persuadirlo durante algo así como un cuarto de siglo, ¿ajá? Esperemos la casa,
le dije, y el inicio de tu carrera política. Mira nomás, Petacona, dijo él,
debo reconocer que eres media lista. ¿Media?… Estábamos en La Mansión. Él pedía
vísceras y papas a la francesa y yo lomo jerez y ensalada de lechuga. Él media
docena de cubas. Yo, limonada. Él, café, coñac doble y ate con queso. Yo, café.
Si le robaba una de las seis porciones del postre, él pedía, otra orden.
Aunque Leo era quien trazaba
los planes, le aporté la idea de aplazar la llegada de los hijos y le permití
abrir un compás de espera, como dicen, mientras se le definía el porvenir. Su
plan era avanzar de este a oeste, de la Narvarte a las Lomas, trepando deprisa
las escalas sociales. No al nivel del Trepa, clase media media, sino de la gran
burguesía. Fundir en su persona el poder político y el económico, ¿ajá?
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