31 de diciembre de 2013

FRAGMENTO 13

Turbocrónicas
FRAGMENTO 13 de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)

Mi mami anhelaba, pues, verme de universitaria, lic, no de casada. Prefería mantenerme a ser yo la mantenida. Mas lo fui y a cambio le tuve a Leo sus mojarras y le compré su ron y pecsis y lavé sus trusas. Pobrecita de mi mami, pues mis tareas no terminaban ahí. Le faltó enterarse de mi paseo desnuda. Criada y teibolera en casa sin que su yerno encajara nunca jamás un billete en mis chones... Ella era intuitiva y presintió mi desgracia. Así que le prometí que esperaría para tener hijos, una vez convencida yo de que… ¿de qué?, ¿del amor de Leo?, ¿de que ya no iba a llamarme fundillona?
Quiero tener nietos, dijo mi madre. Eres mi gran preocupación, pero si tienes hijos quizá ellos te desplacen.
Lo decía para estimularme a engendrarlos fuera quien fuera el padre, quise creer. Pobrecita, porque la profesora Natalia Ruiz Ruiz no conoció a sus nietas y no me hubieran desplazado. Mi madre iba a tener siempre un rinconcito para mí. Ay, lic, qué cursi.
Resultó fácil convencer a Leo de que esperáramos el encargo de nuestros hijos. De ninguna otra cosa logré persuadirlo durante algo así como un cuarto de siglo, ¿ajá? Esperemos la casa, le dije, y el inicio de tu carrera política. Mira nomás, Petacona, dijo él, debo reconocer que eres media lista. ¿Media?… Estábamos en La Mansión. Él pedía vísceras y papas a la francesa y yo lomo jerez y ensalada de lechuga. Él media docena de cubas. Yo, limonada. Él, café, coñac doble y ate con queso. Yo, café. Si le robaba una de las seis porciones del postre, él pedía, otra orden.

Aunque Leo era quien trazaba los planes, le aporté la idea de aplazar la llegada de los hijos y le permití abrir un compás de espera, como dicen, mientras se le definía el porvenir. Su plan era avanzar de este a oeste, de la Narvarte a las Lomas, trepando deprisa las escalas sociales. No al nivel del Trepa, clase media media, sino de la gran burguesía. Fundir en su persona el poder político y el económico, ¿ajá?

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