11 de diciembre de 2013

FRAGMENTO 10

TURBOCRÓNICAS
FRAGMENTO 10
de “El último protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las narices de mango”, novela  de

MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)

Caso raro fue el Trepamadres, a quien le hubiera gustado poseer un billar. Ex coime, sin necesidad de empleo, de padre rico, habría seguido por ese camino, si no cae en la correccional… Se recibió de abogado por Papito Leo. ¿Cuántos lerdos trabajan agüevados en profesiones diversas? dijo Leo. Estorban y provocan el desempleo a quienes tienen vocación y voluntad genuinas. En el arte buscan fama o chamba por la chamba misma.
Los clasemedieros, lic, ambicionan casa en Cuernavaca y buscan habitaciones de tiempo compartido en la playa, y los hijos casa en colonias de nuevos ricos… Eso lo digo yo y, al decirlo, me parezco, sospecho, a Leo y a nuestra vecina, la Gandini. Ella Nos trataba como analfabetos recién llegados al DF desde la pampa mexicana, y él como recién llegados a su galaxia.…
Los padres clasemedieros, lic, mueren por tener profesionista en cada hijo, ambiciosos o no. Como si bastara desearlo o aportar el dinero con o sin sacrificios. Como si el hijo no necesitara vocación o sueños a realizar. “Excepto mi madre”, quisiera decir. Mentiría.
El rico tiene el mal gusto de ostentar sus posesiones, dijo Papito Leo, aferrado a su cuba, y el pobre lloriquear su jodidencia. Sólo el rico avaro y mezquino, oculta su riqueza. El rico, cínico y el pobre incapaz de asumir, digno, la pobreza. Quejicosos y pedigüeños creen ser los únicos acorralados y suponen a la humanidad obligada a resolvérselos.
¿Por qué el discurso de  Papito Leo? Quién sabe. Leía el periódico y yo una novela. Aguardé en silencio.
Pero no dijo más.




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