7 de agosto de 2013

Monolingüe sin remedio

TURBOCRÓNICA 8 DE AGOSTO
MONOLINGÜE SIN REMEDIO

MARCO AURELIO CARBALLO

Sin dudas, Feldespato admitió desde siempre la necesidad de leer y escribir en otro idioma. Pero fracasó. Hubiera querido escribir “ha fracasado” y darle otra oportunidad. Sé que habemos los negados para otros idiomas. Y debe haber razones científicas. Aunque ignoro qué clase de consuelo sea ese. Un mal que debe atacar a muchos. Sabía cuándo empezó todo. Con el rock y con las películas. Quería aprenderse las letras de la canciones y acaso tararearlas. Si algún día me encontraba a Claudia Cardinale, a Sofía Loren o a Brigitte Bardot en una rueda de prensa caería a sus pies prosternado y murmuraría en inglés o en francés: “My darling quiero toda la vaina contigo”, frase de moda entonces para declarar el amor de manera contundente. “Contigo, o con usted” porque era muy tímido”. “¿Y qué pasó?”, le preguntó con sorna la Princesa Petunia Flowers. ¿A poco se te olvidó el “my Darling” a la hora de la hora?” Fui de curso en curso, dijo él. De profesora en profesora. Renunciaban de hecho a darme clases. Mi lógica en español era aplastante e inaguantable cuando trataba de aplicarla en el inglés o en el francés. ¿Qué hiciste?  pensé en para qué diablos  gasto energías tratando de leer y de escribir en un idioma que no es el mío. Yo tenía uno y en “ese” habían escrito “Don Quijote”, “Pedro Páramo” y “Cien años de soledad”, así como un puñado de hermosos poemas. ¿Olvidaste el otro idioma? Todavía me di otro chance. El tropezón fue gramatical. Porque si ambicionaba escribir el Quijote II, Pedro Páramo II  o Cien años de soledad II tenía que aprender bien, pero muy bien los intríngulis de la gramática. ¿Y? Y me quedé en los diptongos y los triptongos, en cómo acentuarlos. Cuando llegué al inaccesible y descerebrante “hiato” me dije ahora intentaré de nuevo el inglés. En esas ando.



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