TURBOCRÓNICA 8 DE AGOSTO
MONOLINGÜE SIN REMEDIO
MARCO AURELIO CARBALLO
Sin dudas, Feldespato admitió desde siempre la
necesidad de leer y escribir en otro idioma. Pero fracasó. Hubiera querido
escribir “ha fracasado” y darle otra oportunidad. Sé que habemos los negados
para otros idiomas. Y debe haber razones científicas. Aunque ignoro qué clase
de consuelo sea ese. Un mal que debe atacar a muchos. Sabía cuándo empezó todo.
Con el rock y con las películas. Quería aprenderse las letras de la canciones y
acaso tararearlas. Si algún día me encontraba a Claudia Cardinale, a Sofía Loren
o a Brigitte Bardot en una rueda de prensa caería a sus pies prosternado y
murmuraría en inglés o en francés: “My darling quiero toda la vaina contigo”,
frase de moda entonces para declarar el amor de manera contundente. “Contigo, o
con usted” porque era muy tímido”. “¿Y qué pasó?”, le preguntó con sorna la
Princesa Petunia Flowers. ¿A poco se te olvidó el “my Darling” a la hora de la
hora?” Fui de curso en curso, dijo él. De profesora en profesora. Renunciaban
de hecho a darme clases. Mi lógica en español era aplastante e inaguantable
cuando trataba de aplicarla en el inglés o en el francés. ¿Qué hiciste? pensé en para qué diablos gasto energías tratando de leer y de escribir
en un idioma que no es el mío. Yo tenía uno y en “ese” habían escrito “Don Quijote”,
“Pedro Páramo” y “Cien años de soledad”, así como un puñado de hermosos poemas.
¿Olvidaste el otro idioma? Todavía me di otro chance. El tropezón fue
gramatical. Porque si ambicionaba escribir el Quijote II, Pedro Páramo II o Cien años de soledad II tenía que aprender
bien, pero muy bien los intríngulis de la gramática. ¿Y? Y me quedé en los diptongos
y los triptongos, en cómo acentuarlos. Cuando llegué al inaccesible y
descerebrante “hiato” me dije ahora intentaré de nuevo el inglés. En esas ando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario