21 de noviembre de 2012

TURBOCRÓNICAS



TURBOCRÓNICAS
Borges y Ramírez Heredia


“Los sueños son materia de psicoanálisis. Debo decir que nada es tan exasperante como ir leyendo una nueva novela y de repente el tonto del autor dice: “Aquella noche Paulina soñó que...” y vengan tres páginas. ¡Qué estúpido!”:
Ricardo Garibay (1923-1999)

Con Borges
Borges (1899-1986) está en la calle de una ciudad desconocida para mí. Podría ser Ginebra porque lleva puesto un abrigo. Desde luego no era Tapachula. Es de noche. Aunque nunca antes había visto fotos de él con lentes, lleva unos graduados pero oscuros. Tiene las manos en las bolsas. Yo sé por qué no te gustan mis cuentos, dice. Me siento apenado. Tartamudeo. Quiero decirle que dos o tres sí. Pero él podría preguntarme cuáles y no recuerdo los títulos en ese momento. No te preocupes, dijo. No tengo por qué gustarle a todos. Lo veo delgado. ¿Porque se me ha aparecido joven durante mi sueño, de unos treintas tantos años de edad?
¿Escribía cuentos entonces? ¿Ya había tenido aquella amenaza de envenenamiento de la sangre? Sé que empezó a escribirlos, lo contaba su mamá, por el temor a que la enfermedad, con fiebres altísimas podría haberlo acarballado. Pero dígame, le digo, atreviéndome, ¿por qué no me gustan? Porque muchos de mis cuentos los escribí a partir de sueños.

Con RRH
De lo que recuerdo de ese sueño es que estoy en la sala de una casa y veo que a mi derecha aparece de súbito Rafael Ramírez Heredia (1942-2006). Pero si tú estás muerto, le digo, asombrado. Rafael sonríe, se atusa el bigote y toma asiento siempre a mi derecha en un sofá. Dominado por el impulso de mirarlo de frente me siento en otro sofá. Estábamos a solas, pero ¿en su casa? Sí y no. Porque a la derecha de donde yo estaba, en su casa en la realidad, hay una puerta que lleva al patio y enfrente de donde estoy la chimenea. Sin embargo durante el sueño enfrente no hay chimenea. ¡Infórmalo!, le dije entusiasmado. ¡Ve a un diario y declara que estás vivo! RRH hizo un ademán y un gesto de algo así como eso no importa. Espera, espera, dijo. No hay prisa. Voy a dar un campanazo. ¿Estás escribiendo?, le pregunté. No, Con la película… Entonces desperté. En la tele, Brozo y Abraham Zanbludowsky anunciaban “La vida precoz y breve de Sabina Rivas”.


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