El hipocondriaco chafa
Estimado Doc Muñoz Campero, ya consulté a un médico
alópata y a otro homeópata. Tenía una cita inminente con el primero. Un día
previo a estas lluvias, te cuento, encendí el abanico de techo. En cierto
momento el ridículo motorcito hizo ruidos raros como de OVNI. Ese abanico tiene
ahí tres sexenios. Cierta vez soñé que manos enemigas cambiaban el motor y que
manejado a distancia adquiría una potencia astronáutica y arrancaba el techo y
se lo llevaba girando por los cielos, con todo y Petunia Flowers arriba,
mientras caían pedazos de sol en llamas sobre mí expuesta humanidad. Así que
esa tarde, bien despierto, mejor lo apagué y, ¿qué crees?, detenido el chunche seguí
oyendo el traqueteo extraño varios segundos, muchos.
Pensé que todo había ocurrido en sueños o en
duermevela. Sin embargo, algo sucedía en mi oído izquierdo, noté a partir de
entonces. Cuando contestaba el teléfono y escuchaba mal pedía al interlocutor
que al hablar guardara distancia del aparato. Pero no era él. Era yo. Era mi
oído. Probé con el derecho y escuchaba bien. ¿Iba a quedarme sordo de uno? Puse
atención con el radio y con la tele. Los sonidos resonaban como en un eco. Al
confirmarlo recordé, inquieto, mi consulta médica pero quería recurrir de
inmediato a una cita con el médico de la farmacia, a cincuenta pesos consulta.
Asumo que soy un hipocondriaco chafa, pero sospeché de un tumor cerebral y que
moriría en semanas. Petunia Flowers dijo, harta, que acudiera cuanto antes a
cualquier médico. Ellos, con el otoscopio, ¿escudriñan el yunque, el estribo,
¡la trompa de Eustaquio!? Fue cuando te escribí. Quería una opinión previa. No
contaba con que estuvieras tan ocupado pues casi a diario recibo dos o tres
correos tuyos con despampanante información: chicas encantadoras, humor
cibernético.
La médica me recetó unas gotas porque tenía inflamado
el oído izquierdo y unas pastillas para atacar la infección desde la garganta. Nada
de eso, dijo el homeópata, porque contienen esteroides y me dio un tratamiento
ultraintensivo de tres días y otro intensivo de un mes. Como ambos coincidieron
en el diagnóstico me serené. Esta vez no sucumbiré de cáncer cerebral, supongo.
Tú mejor que nadie, siendo otorrinoetcétera, deducirá qué clase de inflamación
tengo, atendida ya. De todas maneras gracias.
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