FRAGMENTO 65
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
––No quisiera oír que le
dices a la Verguini lo que vos gustes y mandes, che, o al tipo de los
camotes... ––agregó Leo––. Dices otras cosas enervantes pero es suficiente por
ahora.
––¿A manera de cátedras? ––
pregunté.
––¿Te burlas? ––preguntó
pestañeando.
––No, no… Me parece bien.
Podemos ayudarnos. El matrimonio confronta hábitos y está en nosotros desechar
los malos no los buenos.
––¿De qué hablas?, Petacona. Olvida
eso de “lo que gustes y mandes”. Esfuérzate. He pedido otras cosas y ni caso..
Papito Leo estaba leyendo en
el sofá. Recién cenados. Alba Lilia y Yolanda dormían. De niñas cenaban
temprano. Papito Leo me había dado una orden sobre sus trajes y camisas. Para
cumplirla iba a levantarme temprano, dije pensando en voz alta.
––Hazle como quieras
––dijo––, no me interrumpas.
Fue cuando dije como gustes y
mandes.
––Es de espíritus débiles ––agregó,
fastidiado––. Abolieron la esclavitud siglos ha. Es difícil erradicarla de
mentes como la tuya. Olvida tu esclavitud mental, joder. ¿Me explico, Petacona?
Asentí
––
Claro ––dijo––, Nadie está obligado a lo imposible.
Lo de Petacona anunciaba el tono de una enseñanza de
vida. El doña Petacas precedía una
burla chistosa, según su idea de chistoso. Porque Papito Leo se consideraba
irónico, sarcástico, no chistoso. Chistosos los payasos, decía… Un comienzo con
Fundillona, cuando él resentía ataques de neurosis, anunciaba tormenta, norte,
como lo llaman en su puerto, Veracruz.
Al principio me fastidió y
terminé por habituarme. Respiraba hondo y ¡a lavar platos!, chorro de agua bien
abierto mientras Leo seguía parloteando. Se desahogaba según el tamaño de la
carga de neurosis que la ciudad inhóspita le arrojaba encima, según él. Exigía mirarlo
a los ojos y acusar de recibido si yo no estaba lavando platos. Dime,
¿escuchaste bien?, inquiría puños a los lados de su cintura cada vez más ancha,
je je, el periódico arrugado… Procuraba atender la orden porque si no la
secuencia era desgastante. Cumplía en un primer intento y no en tres como
sucedió con sus cubas.
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