9 de octubre de 2013

NIDO DE ERRATAS

TURBOCRÓNICAS
MAC
NIDO DE ERRATAS



Maestro Gonzalí: fue un error, y podría agregar “de dedo” o “dedazo”. Al descubrirlo una ola de neurosis me cayó encima. ¿Cómo era posible semejante calamidad? “Calma”, dijo la Princesa Petunia Flowers, con vela en el entierro porque me hace el favor de enviar las turbo y, según el trillado refrán: “Tanto peca el que mata la vaca” etcétera… Corrí a expurgar el tercer fragmento de mi mamotreto, y ahí estaba el piojo, la execrable garrapata. Quinto párrafo primera, línea: “El terremoto no es simple reacomodo de las capas teutónicas… etcétera. ¿Cómo escribí teutónica y no tectónica? Increíble. Si no reconocía el error responsabilizaría a la Princesa, nada caballeroso. O acepta la errata o la corrección de una palabra bien escrita! Imposible. La ola de neurosis me ahogaba. ¿cómo sacudírmela? Ni justificación ni argumentos. Negué mi culpa. ¿Cómo demontres no saber que es tectónica si procedo de zona sísmica? De recién nacido, casi, casi me vomitó el volcán Tacaná. Los temblores mecían mi cuna.  En lugar de termómetro me checaban (del verbo to check) con la escala de Nercalli). ¿Cómo no saber de lo teutónico si mucho de la tierruca ha sido teutón gracias a la colonia alemana, y porque supe de las familias Newman Luethe Henkel, Edelmann, Schlamme, Sell, y de mis autores favoritos: Gunther Grass Thomas Bernhard, Thomas Mann, Henrich Boll, Herman Hese, Herta Muller, Nietzsche, etcétera.

Volví a la compu por mi defensa. Lo que fuera para justificar la errata. La letra “t” está cerca de la “u” pero no de la “c”. Ya no te tortures, decía, buena onda, la Princesa. Mientras yo graznaba que un jefe de redacción me habría corrido, dudando de mi cobertura de terremotos en tres países. La Princesa me arrancó una sonrisa al recordar el título “Nido de Erratas” y también la anécdota según la cual el equipo de correctores de una editorial propuso publicar en cada ejemplar el epígrafe: “En este libro no hay erratas” y cuando se publicó en el primero apareció “eratas” en lugar de “erratas”.         Tú mismo dices: no hay texto perfecto, dijo ella. Pero hay de imperfecciones a imperfecciones, dije.

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