9 de mayo de 2012

TURBOCRÓNICAS



Dónde amueblarse la mente
Entonces, atento en el radio al porcentaje de bateo de Beto Ávila y a los combates de Kid Chocolate y de Joe Luis y cuando empezabas a poner atención a las canciones de Pedro Infante, escuchabas en casa que si no concluías la secundaria quedarías ponchado o KO, porque ibas a trabajar vendiendo mercancía detrás de equis mostrador con un sueldo miserable. Para “puestos” de mayor importancia, necesitabas la prepa. ¿Y dónde emplearse de preparatoriano? En la radio como el Bachiller Gálvez y Fuentes, decían. Lo ideal era viajar al DF a hacer una carrera. Para mí significó huir de la influencia dictatorial del Ogro.
El Ogro era mi padre y huí dos veces de él. Una en la primaria y otra en la secundaria. Hasta entender que podía salir de casa a pleno sol, incluso con una mesada, la mitad del salario mínimo en 1962. Así formé parte de la promoción 1959-1961 de la Escuela Secundaria, Preparatoria y Normal “Miguel Alemán Valdés”. Como no había universidad en el Soconusco (ahora hay media docena), resolví estudiar economía en la UNAM a causa de la ventolera de convertirme en guerrillero. No para derrocar al gobierno sino para tener experiencias y escribirlas. Como nadie me invitó, renuncié, aburrido, en tercer año y también el Ogro al suspenderme la mensualidad. Quien sabe cómo sobreviví sin sueldo el año que fui ayudante del ayudante del reportero de policía en un diario. Ya de corresponsal en España me replanteé la vocación original y ahora trato de combinar los oficios de reportero y de narrador.
Truman Capote hizo algo así como sólo la secundaria y Ernest Hemingway el equivalente a la prepa. Fitzgerald fue más allá. Desde luego no propongo nomás nueve años o doce de escuela. Nunca se deja el estudio ni de sobarse el lomo, decían en el siglo XX, para sumar el oficio a la profesión. Pero, vamos, mínimo la prepa. Aunque haya tanto licenciados taxistas por mala suerte o por falta de vocación para la licenciatura, como servipoderosos sin prepa. Es un error creer que el autodidacto no estudia. ¿Dirán ahora haz el doctorado o terminarás de taxista? Con todo respeto para los taxistas… Este 2012, mi querida prepa cumple 93 años, rebautizada, bien, como Escuela Preparatoria Tapachula. Aparte de amueblarme la mente me procuró la amistad imperecedera de una docena de profesionistas, incluida la del contador Guillermo Esquinca Ballinas quien me sugirió el tema.


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