12 de enero de 2009

Lunes 11 de enero del 2009

TURBOCRÓNICAS
Urgen insultos femeninos

Tus inquietudes son procedentes como gran lector que eres, lo cual denota interés en el lenguaje, querido amigo Guillermo. Pero el asunto que planteas sería un caso para alguien como el maestro Arrigo Cohen, ya desaparecido. No digo que no haya más lingüistas. Por ahí andan, por ahí están, quemándose las pestañas en sus respectivos cubículos. No ha surgido alguien como el maestro Arrigo Cohen y antes como Nikito Nipongo (a) Raúl Prieto. No me atrevería a compartir la idea de que “güey” viene de “to wait for” (güeit), “esperar” en inglés. Sin duda la influencia gringa es avasalladora, pero lo más probable en ese caso es que quién sabe, diría otro experto en la materia, el licenciado Cantinflas, quien desapareció antes de morir don Mario Moreno.

Sin haberle cavilado gran cosa la moda cundió, supongo, como suele esparcirse el virus de la gripe. En ese sentido resultó peor el virus del “güey” que el otro del “o sea”, ¿recuerdas? Son muletillas y en cuanto a eso ninguno de los maestros mencionado hubiera podido hallar su origen. Digamos ¿quién fue el primero que expresó en este país: ¡Álzalas, güey!...? Pero tanto uno como otro se haría tirado de los pelos al escuchar hace meses a los locutores diciendo “pederastía” en lugar de pederastia.

Cuando un chavo le dice güey a un amigo porque ignoren que viene de buey, sin testículos, puede ser sólo asunto de ignorantes y hasta de cretinos. Incluso lo interpretan como galardón. Pero cuando una chava le dice güey a otra chava es como ¿para qué? Ahí, aparte de ignorancia o de cretinismo, las feministas se mantienen indiferentes, piensa uno. Es decir, les hace falta imaginación, creatividad, dicen ahora, para descubrir o acuñar insultos desde la perspectiva de la mujer. Por ejemplo no han creado el equivalente a la mentada de madre. El mayor insulto entre ellas, creo, es llamarse perras, y de ahí no pasan.

Tu teoría me llevó a pensar que, si hubiera sido así, resulta más acertado buscar el origen en la interjección “hi”, que se pronuncia “jay” casi “jey”, tal y como nos enseñaron en la prepa. Saludo gringo. De ahí a güey sólo es cosa de no saber inglés y de tener mal oído. Incapaz de efectuar una labor de lingüista, le pregunté a Petunia qué opinaba del caso. No se hagan bolas, dijo ella, güey viene de buey. Punto y se acabó.





GARBANZOS DE A LIBRO

Jaime Labastida
“No me importa ser
políticamente correcto”

El escritor Jaime Labastida, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008 en la rama de Historia, Ciencias Sociales y Fiolosofía, declaró que le parece “muy escasa” la influencia de los intelectuales en el sistema. Quienes influyen, agregó, es porque tiene “un puesto en el ‘star system’ intelectual”. Si no tiene reconocimiento internacional o no tiene derecho de picaporte en Los Pinos, a ese intelectual no se le toma en cuenta. Como ejemplo de influyente citó a Octavio Paz y a Carlos Fuentes. Pero José Emilio Pacheco y Carlos Monsivais carecen de esa influencia. En cuanto a la opinión de él, criticando regímenes priistas y panistas, indicó, “nadie me ha hecho caso”. Al respecto, dijo: “No me importa estar marginado ni ser políticamente correcto ni ser recibido en Los Pinos, adonde nunca fui, nunca me interesó ir ni antes ni ahora…” Lo entrevistó Roberto García Bonilla para Laberinto, suplemento de Milenio.

LOS GARBANZOS
Eulalio Ferrer (88 años), que acaba de publicar su primera novela “Háblame en español”, declaró que cuando volvió a Santander de visita tras su exilio en México fue al cementerio a echar claveles a las tumbas comunes de los muertos en la guerra civil. Cuando el vigilante lo increpó al preguntarle qué hacía, Ferrer, quien es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo que estaba echando claves sobre su tumba. “Pero si usted está vivo”, le dijo el guardia. “Sí porque de no haberme ido de España estaría enterrado aquí”. Lo entrevistaron para El País… “Como agua para chocolate”, novela de Laura Esquivel, se publicará en España (Suma de letras) en una caja que contiene doce fascículos, que son los doce capítulos del libro… El escritor italiano Roberto Saviano, a quien la mafia siciliana ha amenazado con matar, dijo que estudia a los grupos criminales mexicanos y africanos para escribir sobre ellos… Acuse de recibo: “El Güilo Mentiras” (gobierno de Sinaloa y UAS), de Dámaso Murúa. El autor escribe en la contraportada que primero escribió diez cuentos mientras vivía Florencio Villa, el Güilo Mentiras, y enseguida pudo reconstruir el resto “porque me apoderé por suerte de su lenguaje pícaro y ocurrente”.

1 comentario:

  1. buenos post. Ya los vi en Diario del Sur. Me gustaría eventualmente ver más de su obra, no sé, el primer capítulo de Morir de Periodismo, por decir una obra, o sus escritos en Siempre!

    saludos y éxito.

    ResponderEliminar