FRAGMENTO 59
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
Ella esperaba otra pregunta,
supongo. Una sobre el monto de las esperanzas, entre comillas, que abrigó
respecto a la maleta. Un millón de dólares.
––Qué miedo ni que las
hilachas, manita ––dijo––. Miedo cuando te acuestas con hambre y despiertas sin
quinto, ¿capiscas?, ¿paditú?
Mientras tanto nuestra jefa
la Rott esperaba que doña Juanita revelara más de lo que parecía dispuesta a
revelar. Porque la doña iba dejando cabos sueltos para medir el grado de
nuestro interés. El morbo de la Rott y mío era evidente con nuestras preguntas…
La doña, recepcionista, redactaba cartas y memos si había exceso de trabajo.
El escritorio de la Rott era
de ejecutiva y el mío, normalito, lic. El de la doña, situado frente al
elevador. Tamaño y sitio determinaban las jerarquías. La mayoría de nuestros
diálogos se daban en la antesala de la dirección. La actitud de la Rott
denotaba arrogancia o alerta máxima porque pretendieran quitarle el tiempo al
jefazo.
Retomo el hilo, licenciado García… Me
remito al lugar de los hechos… Quién
sabe qué pensó Hércules al ver a Leo por primera vez. No porque lo viera chueco
de la cara. Peores caras debió haber visto en la cárcel… Yo hablo de qué pensó
para enfrentarlo sin correr peligro. Me pregunto si de Hércules se apoderó un
ánimo de venganza incontrolable cuando recordó al abogado transa defensor de
oficio. ¿Se tentó el corazón para no
atacar a un lisiado, su rival de hecho? ¿Decidió el ataque al intuir que estaba
en juego su vida o la mía? ¿Llevaba Hércules la pelotita de hule macizo con la
cual se ejercita y practica el tiro al blanco? Sí pero no pudo haber sido esa
el arma arrojadiza, dado los truculentos resultados.
Me pregunto qué pensó Leo
cuando Hércules, viejo y chaparrito aunque macizo y útil aún, oxidado a medias,
je je, le reclamó ojetadas y chingaderas. Perdón. ¿Lo tomó como a un sicario?
Así lo sospechó el Trepamadres, el primo de a mentiritas. ¿Lanzó Leo pestes
contra mí? ¿Insultó a Hércules con su lenguaje soez al sospechar en él a un ex
convicto? ¿Se burló diciéndole abuelito ya no estás para estos trotes, o le
dijo persuasivo que podía echarle una mano para jubilarlo de sus hamponerías?
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