TURBOCRÓNICAS
FRAGMENTO 31
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO CARBALLO (MAC)
Pasé años capoteando a Papito Leo. Aunque intuía la puntilla,
el final, nada me apuraba. Es imposible hacer evaluaciones concluyentes por
falta de perspectiva, lic. ¿Gané la guerra por default?..., je, je, je. Muchas
activistas han vivido sin macho y sin parir hijos ni lavar calzoncillos ni tender
camas. Hablan de oídas, lic. Cuando le pienso, me pregunto ¿cómo desatiendo a
mis hijas? ¿Las hago a un lado para redimir mujeres en circunstancias similares
a las mías, ¿o en peores? Por eso callo ante la vecina. No argumento nada de
nada, lic. Si no ayudo tampoco estorbo, ¿ajá?
Mi papel era el de criada
¿Ama de casa? Ni de mi cuarto. Leo ordenaba cambio de cenicero o de hielos para
que supieran quién llevaba ahí la batuta... En efecto, supongo, alguien debe
crear conciencia, sí, pero ¿lo hacen las mujeres informadas e inteligentes?
Como en cualquier organización, un grupo lidera a la masa. Pero si ese grupo lo
constituyen mediocres no quisiera formar parte de la masa. Le concedo la razón
a Leo en ese aspecto. Además está su punto de vista tan grosero como asqueroso respecto
a ciertas características de la menopausia…
Voy a darles a mis hijas el
último empujón, lic. Les diré consíganse a un compañero tolerante y menos
complejo y atormentado que el padre de ustedes. Me pregunto si conseguir es el
verbo correcto. Voy a pensarle. ¿Necesito alertarlas de algo así, ¿habiendo
tenido en casa de cuerpo entero y en todo su esplendor el vivo ejemplo de un padre como Leo?... Las
ayudaré a mi manera, con mis propias armas, porque ni soy buena para liderar ni
está en mi naturaleza ir en grupo, insisto.
No cuestiono a las
organizaciones y menos si me son desconocidas. Mi aversión por ellas, lic,
tampoco denota indiferencia política. Muchas veces voto a favor de candidatos
detestados por el infalible Leo.
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