TURBOCRÓNICAS
RIPIOS Y RINGORANGOS
MARCO AURELIO CARBALLO
Maestro Raúl Pérez López Portillo:
Felicidades si estás por terminar ya tu libro. Yo tengo media docena en el
horno. Ya no quiero que se me ocurra nada con la sesera incompleta. Le declaré
la guerra a muerte al mouse de la compu. Ahí me afectó la trepanación. Me
cuesta el triple escribir debido a las erratas, acostumbrado al pad ball de la
portátil, que perdí con un técnico transa: Cobraba 13 mil pesos por una
compostura y para cobrarse la revisión se quedó con la máquina. Procuro seleccionar
mis lecturas. Si leo narrativa, me dije, pasándome de listo, leo mi libro inédito
y de paso lo corrijo. Compro tres diarios para redactar dos columnas con 18
notas. Ahora publican mucha basura y releo tres o más veces lo interesante para
entender la nota. Nunca ha habido profesionalismo ni rigor, lo sé.
Me pregunto ¿dónde
lees los fragmentos de mi mamotreto. Ahora estoy por la escritura concisa y casi
lapidaria para ganar espacio. Publico En La
Prensa una cuartilla a la semana. Fragmentos de novela ¡de una cuartilla!
Beatriz Espejo limpia de ripios el texto para que la lectura se deslice como mantequilla,
dice. A nosotros nos ordenaban apastillar quitando la paja. Me cansaría menos si
leyera diarios sin paja. Se me ocurrió escribir una columna que sintetice en
tres cuartillas la veintena de diarios de la semana, siempre que paguen una
fortuna. Esa síntesis incluiría notas y fragmentos de artículos y de columnas. Mi
paso por la agencia PIMSA influyó. Queríamos redactar como corresponsal de AP y de UPI. En Excélsior
ya sabía del apastille y de los ripios y de eliminar la paja. “Escribes como viejito”, dijo Ramón
Márquez, entonces cronista de futbol. Sí desprovisto de ringorrangos y sin el
talento de Márquez. Cuando fui ayudante en El Diario de México sugerían leer los
cables de France Press para redactar sin paja, yendo al grano. Sigo igual. Implacable,
elimino los adverbios terminados en mente ¿obviamente? No, obvio.
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