TURBOCRÓNICAS
FRAGMENTO 29
de “El último
protomacho, creativo y perfeccionista, en el país de las colas sin fin y las
narices de mango”, novela de
MARCO AURELIO
CARBALLO (MAC)
––Hombre de ciertas luces
enamora a mujer guapa ––siguió Leo––, de cuerpo escultural, sensualona,
obediente, ¡como debe ser, chingaos! Pero, luego de la cama, ¿qué? Cuando te
desplazas por la vida cotidiana, ¿qué? Nada… Pero nada, ¿eh? Linda, sensual y
obediente, mas endeja.
Lo miré, imperturbable.
––Qué tedio y qué desgaste
––siguió––. Debes decirle dos, tres veces las cosas y ella hace dos veces el intento
porque a la primera riega el tepache como decían los chilangos, Ahora dicen: “la
cajetea”. ¿Qué significa eso? ¿Qué soy misógino?
¿Machista?
Leo quería terapia elemental,
escucharlo.
––¿Qué debo hacer ante una endeja?
––preguntó el genio––. ¿Hacerme endejo? ¿Reclamarle a tu Dios?... ¡Reclamarme a
mí mismo!... Dios existiría para mí o dentro de mí con mi permiso.
––¿Con tu qué…?
––La vida es como el billar
––dijo ignorándome––, juegas con una obtusa, cualquiera, y al rato piensas y
juegas y pierdes como ella. ¡Que no me chinguen! Las hay lindas, sensuales y
serviciales e ¡inteligentes!, sí, treinta por ciento. Pero a esas pulgas
parapléjicas, ca/, diría el Trepamoders, les cuesta un chingo brincar en mi
petate mientras descubren mi talento… Es todo.
Eso de parapléjicas lo dijo
el Trepa antes de la enfermedad de Leo.
––¿Tú crees que el Trepa
tenga ideas? –– pregunté.
––Quizá no, doña Petacas,
pero tiene preguntas. Me cae mejor quien hace preguntas y no quien tiene
respuestas para todo… Los cretinos.
–– ¿A poco él es inteligente?
––Quizá poco ––dijo––, pero
descubrió un aspecto interesante en su primera vieja.. Lo usaré en mi libro. Ya
se chingó... Ella.
Guardé silencio. No quería la pelota de este lado y
devolvérsela.
––La descubrió rete-endeja
––remató Leo––. El Trepa a su primera vieja.
––Ah, ¿sí?, ¿y cómo lo supo?
––le pregunté, lic––. ¿Cuándo?
––Hay un aspecto que
confundimos con inteligencia, dijo el Trepa. La seguridad en sí mismo, cabrón…
¡Así lo dijo!